miércoles, 28 de septiembre de 2011

Mentir.

Mentir es mirar y no ver,
hablar y no decir nada,
oir una voz apagada,
sin querer escuchar.

Mentir es querer demasiado,
cuando abrazas a otra alma.
besar con tierna calma,
saboreando el tiempo abandonado.

Mentor es robar el corazón,
para olvidarlo en aquel rincón,
que nacido del amor pasado,
ya no será utilizado.

Mentir es decir te quiero
mirando a otros ojos.

Mentir es amar por que sí,
por todo o por nada,
por siempre o por nunca.

Mentir es odiar sin razón,
por que algo en tu corazón,
sin mediar ocasión,
enciende otra ilusión.

Mentir es fácil y cobarde,
es ocultar la llama que arde,
es callar la verdad,
u obviar tu realidad.

Mentir es engañar,
para dejar de amar,.
Es decir adiós,
sin tener nada que decir.

Mentir es el último paso.
El abismo que se ha colado,
entre el corazón enamorado
y el ánimo de fracaso.

Mentir por mentir,
amar por amar.
Mentir por amar,
o mentira de amor por sentir.

Mentir,¿por tí?,o ¿por mí?,
¿por ninguno?,o ,¿por los dos?.
Nada queda en ambos
que no sea mentir.

lunes, 18 de julio de 2011

Remordimientos.

la puerta se abrió lentamente, dejando entrar primero la claridad del exterior y después la figura de una mujer. Antes de encender la luz percibió el olor a canela y el frescor de su piel. El susurro meloso llegó hasta sus oidos y la sonrisa se dibujó en su cara y, antes de abrir los ojos, supo que aquella mujer era su rosa.
La luz se encendió al mimso tiempo que abría los ojos y su sorpresa fue mayor que su decepción.
-¿Cómo estamos hoy?.-Le preguntó su rosa.
-Bien, he soñado contigo.- Le dijjo.
-Eso está mal. Sabes que tengo novio. Además dice el doctor que si te sigue haciendo bien el tratamiento te soltará de la cama.
Y entonces entendió.
Aquel visitante había usado su dolor y su odio para llevarse su alma y a cambio le había devuelto a su amada, pero en una vida y situación donde no podría tocarla y menos aún poseerla.
Por sus pecados, odios y remordimientos, había sido enviado a su infierno particular. La vería el resto de su vida sin que ella supiera lo que había hecho por verlo otra vez.

¿Sería una agonía eterna?, ¿un continuo viajar por los tiempos y mundos donde ella estuviera sin que él pudiera hacerla suya?. ¿Seria esa la recompensa por venderse al diablo?.


FIN.

jueves, 14 de julio de 2011

Remordimientos.

Y llegó el caos.
La última noche, justo en el momento en el que su yo nocturno salía a la calle, se arrepintió de todo. De lo que había hecho y de lo que iba a hacer, pues aún quedaba algo pendiente.
Su alma lloraba con cada paso que sus pies daban, su cuerpo se desgarraba en un dolor acumulado que luchaba por desbordarse y llenar de penar lo que le quedaba de existencia. Su mente se hacía más fuerte con cada golpe de ira que pretendía ser ocultada, su odio se hacía más vomitivo ante las expectativas de ser saciado.
La miad física de su cuerpo ansiaba el fin de la pesadilla, la mitad psíquica deseaba aabarcon sangre lo que con sangre había empezado.
No hacía falta ocultarse en las sombras, ya no había necesidad de esconderse para terminar con aquel que aún vivía. Le esperó sin miedo, deseando mirarle a los ojos y que le reconociera, ver el miedo reflejado en su rostro y que supiera quie ese momento sería el final.
Llegó hasta él caminando despreocupado, agarrado de la mano de la ignorancia. Sabiéndose observado por cientos de pares de ojos y ansiando que aquel momento no se acabara nunca. Era una estrella del rock en su momento más dulce, su último momento.
El griterio era ensordecedor, los miles de flashes convertían el acceso al estudio en un cielo estrellado cegador, los empujones eran incontrolables y la seguridad del recinto a duras penas controlaba el gentío.
Al llegar a la puerta le vió.
Una vez más, la última, el tiempo se detuvo y, durante unos instantes no hubo histeria generalizada, no gritaban los fans, no se intentaban aplastar y la seguridad no tuvo que emplearse para nada.
Ante el hombre de la gabardina negra y el sombrero de ala ancha, con la mirada clavada en los ojos inyectados en odio y la certeza de que algo no iba bien, supo quien era aquel personaje.
Cuando el desorden y el caos volvieron al mundo, el personaje oscuro colmado de odio ya no estaba y, ante la idea de creer haber tenido una visión, atinó a dar dos pasos antes de caer al suelo. con el pecho de color carmesí y la sangre que le daba la vida corriendo por la acera.
El séptimo había muerto, el brazo comenzaba a escocerle y su corazón empezaba a llorar, dolorido y apesadumbrado, por que había llegado el final.

Mirando el reflejo lloroso de aquel que apenas conocía, del mismo que había vendido su alma por saciar sus ansias de venganza, de la venganza más sangrienta que pudo imaginar, se odio por ello y por lo que estaba a punto de llegar.
Con su cara en primer plano y la figura escalofriante en segundo, no quiso saber más del mundo y tomó una decisión. El puñetazo rasgó el cristal y un trozo del espejo cayó al suelo. Lo recogió con mimo, lo observó con atención y, muy serenamente, miró a su visitante.
-¿La voy a ver?.- Le preguntó.
-No lo sé, yo no soy quien decide.
-Es igual. He conseguido lo que le prometí. La he vengado- deliró sollozando.
-Entonces, ¿a qué esperas?.
Y el cristal se hundió en sus muñecas sin resistencia, sin robarle una mueca de dolor, sin una vacilación. Miró a su alrededor y le sorprendió verle sonriendo.
-¿Ya...terminó....to..do...?.
-Solo has de saber que tu alma ya no te pertenece.
Y se hizo el silencio y la oscuridad.

..........continuará.......

miércoles, 13 de julio de 2011

Remordimientos.

Susurraban las estrellas al paso de su caminar, instigánddole a ver la escena de la que intentaba alejarse, para no tener que llamar a sus recuerdos y contemplar en un pasado futuro el horror creado por la avaricia sangrienta de sus manos.
Las lineas oscuras que delimitaban la figura esbelta del protagonista, eran la sangre vertida por el propio asesinado y dibujada por el pincel de sus manos.
Hablaban en voz baja los rostros varios de aquellos que, asombrados por la escena, sorprendiéronse al contemplar el cuerpo inerte e inmóvil del que, apenas un segundo antes, hablaba y reía sin saberse destinado a morir.
Nadie le vió entrar ni salir. No le conocían y tampoco llegarían a saber de él.. No había dejado rastro, huellas u olor. Como siempre. Pero había otro cuerpo desangrado escandalosamente y nadie conseguiría saber como había ocurrido.
Alejándose de aquel restaurante, donde las voces y gritos de los ciento veinticinco invitados a la boda del recientemente fallecido, llenaban la calle de caos y descontrol, comenzó a sentir el ardor de la sexta quemadura que daría paso a la desaparición de la penúltima marca de su brazo.
Sangre. Todo se reducía a sangre, a pesar de sus lágrimas.

Su enésimo reflejo en su inseparable ventana le decía, sin necesidad de hablarle, que el camino recorrido estaba llegando a su fin. Que la sangre derramada, a falta del último sacrificio, colmarían los deseos de aquel que una vez fue a visitarle y le devolvería la paz a su espíritu.
Contemplando las lágrimas de aquel otro reflejado en el cristal, comociendo los recodos del itinerario seguido y el esfuerzo acumulado hasta llegar a ese punto, se sumo a los llantos y lloró con su reflejo.
Un aliento le sopló en la nuca, erizándole el vello y hasta el úlitmo milímetro de su piel. Un olor a canela, una sensación de saberse abrazado por la rosa de su corazón, pero sabe que no va a regresar, que jamás la volverá a besar y el corazón se le parte al saber que todo aquello es en vano.
Regresa al principio, justo en el momento en el que se dá cuenta de que se odia. Donde los recuerdos le han invadido y su dolor ya no tiene fin, domnde una vez hubo una persona y ahora solo existe un asesino.
Y una voz le dice:"termina de una vez y todo acabará".


...........continuará............

domingo, 3 de julio de 2011

Remordimientos.

Avanzaron los tiempos por los caminos de la vida, dejando olvidado el rostro borrado de aquel personaje gris que antaño fue persona y que ahora no podía ni respirar. La sonrisa, otrora imborrable, ahora quedaba oculta en el recuerdo más lejano de un pasado distinto, de una vida que no era la suya, que nunca fue para él y que insistía en regresar a su cabeza para atormentarle.
Sentado en un pulcro sillón de aspecto robusto y tacto acogedor, contempló la cena pasar ante sus ojos. Un primer plato caliente a base de consomé de marisco y tropezones de gamba, acompañado de la irremediable visión del rostro despreocupado del comensal de la mesa de enfrente. Un segundo servicio con pavo sazonado en salsa de champiñones y la inesperada visita de una criatura pequeña. Y un dulce postre que cerró la velada con mouse de queso y un toque de limón, sonriendo sin pensar a la pequeña pecosa que acompaña a su vecino de mesa.
Se levanta y camina hacia la salida, se despide de la pequeña con un guiño de su ojo izquierdo y, alejándose por la puerta sin alterarse, escucha a la niña gritar a su espalda. Camina por la acera mirando al frente e ignorando a la gente que corre en dirección opuesta, no escucha los alaridos de las señoras y los llantos lejanos de su pequeña amiga. Vé los reflejos de las luces de la ambulancia y la policía pero no se vuelve a mirarlas, solo camina con la vista al frente, la cabeza alta y el comienzo del escozor en su brazo. Se levanta le niebla y se oculta en ella. Nadie lo vió ni le sintió, y antes de desaparecer, sonrió.

Cuando la quemadura dejó de molestarle ya no le quedaban lágrimas que derramar. Las heridas en su alma estaban en sangre viva, insistiendo en impedirle su avance por el camino elegido, recordándole las huellas que dejaba trás de si y la sangre acumulada en sus manos y en su conciencia. Pero se veía reflejado en el cristal de su ventana y le podía más el dolor marcado a fuego y el vacío dejado en su vida por aquella a quien amó. Por la misma conseguía que hiciera lo que estaba haciendo, por la que amaba y amaría en la eternidad de los tiempos.
-Solo tres más y todo acabará. Volveremos a estar juntos.- Le dijo al recuerdo de su amada.



Llovía en la calle iluminada por la anaranjada luz de los faroles, inundada por rios de agua caída desde horas incontables y callada bajo el susurro incesante del aguacero.
Oculto en las sombras de un portal, con su abrigo negro y su sombrero de ala ancha puestos, contemplaba la caída del agua y escuchaba las palabras mudas que el frío provocaba en su aliento. Escudriñaba sus pensamientos en busca de un recuerdo que le hiciese ver más allá de lo que estaba haciendo, pero no pudo.
A lo lejos, en el extremo opuesto de la acera,caminaba ignorante una sombra bajo un paraguas rojo. Con paso acelerado y la cabeza pendiente de los charcos de la acera, ni vió ni sintió la presencia oculta en aquel portal.
Durante unos segundos el tiempo se detuvo, las infinitas gotas de agua quedaron en suspenso, las zancadas quedaron pospuestas y la respiración olvidada inconscientemente. Tiempo suficiente para susurrar.
Con un inexistente movimiento el paraguas rojo cayó al pavimento, el haz congelado que sesgó su vida provino del imposible, de un lugar oculto en las sombras, más allá del conocimiento. Y, mientras su vida se fugaba, el causante de aquella desbandada, escondido e inmóvil en la oscuridad de aquel portal, asentía complacido por el resultado obtenido.


¿Porqué llorar sabiéndose culpable de aquella barbarie?,no conocía la respuesta. Solo sabía que una vez logrado el fin, su cabeza parecía no ser la suya. Se negaba las respuestas que, su yo sensato, lo hacía a aquel otro que salía en las noches.
Con la frente apoyada en el cristal de su inseparable ventana, las lágrimas volvieron a caer por sus mejillas, marcando con surcos los llantos que su alma sangraba y quería expulsar.
Con los ojos cerrados sintió como la quinta marca comenzaba a desaparecer, quemándole el brazo hasta desviar sus recuerdos y borrar las imágenes que, muy a su pesar, nunca recordaba. Pero trayéndole de vuelta el olor a canela y el suave tacto de la piel de su rosa.
Aquella sonrisa que lo atrajo al país de las flores y que llenó de luz su corazón, había sido expulsada de esta vida de locos por los mismos que ahora rendían cuentas a las puertas de un jardín oscuro y en el umbral del infierno. Pero no estaban todos.
Lloro sabiéndose enamorado de un alma ensangrentada.

...........continuará......

sábado, 2 de julio de 2011

Remordimientos.

Desde las sombras observó las curvas de aquella princesa rubia. Sus movimientos al caminar y sus cadenciosas caderas hipnotizaban sus pensamientos y atraían sus deseos.
Caminó sobre los pasos marcados por los tacones de aquella mujer. No sonó el eco de su andar por los senderos de sus oídos y se acercó al dulce aroma que provenía de ella sin nisiquiera sentir sus dudas, seguro de sus actos.
Una mano acarició su pelo por la nuca, ella rió desprevenida y su voz se ahogó en un gutural sonido flemático. La sorpresa se dibujó en su mirada, el miedo inundó su corazón y la angustia final se desmayó derrotada.
Desnuda, atada y muerta la encontró su novio en la cama. Desangrada y con una fantasmagórica sonrisa de placer. El terror paralizó su cuerpo.
Todo fue muy rápido sin apenas tiempo de reacción.
Ante sus ojos aparecieron las manos asesinas, aterrado reculó tropezando con la cama y cayendo sobre su novia muerta y ultrajada. Manchado de sangre sintió el filo helado cortando su entrepierna y supo que moriría.

Ante el cristal de su ventana lloró mientras la segunda marca de su piel comenzaba a borrarse. Su alma se quemaba en el infierno en el que había sido vendida. Necesitó un largo rato para comprobar que estaba en su casa, se dió cuenta de que había regresado y de que había conseguido su objetivo. Lloró amárgamente y trató de recordar, inútilmente, lo que había sucedido, pero no pudo.
El segundo estaba muerto, se lo decía la quemadura de su brazo, y el final de la pesadilla estaba próxima.
El día amaneció lluvioso, triste y lleno de la amargura que asaltaba los pensamientos y dudas de la gente que paseaba bajo sus paráguas. Los ruidos y sonidos resonaban en el silencio de las calles dando un tono gris y tétrico a la ciudad.
Cuando la segunda marca se borró definitívamente de su brazo, se durmió como siempre y soñó. Regresó a su cabeza el rostro de la rubia espectacular y los gemidos de placer de ella cuando la hacía el amor.


Quisieron las luces del día alegrar su corazón invadiendo sus pensamientos con imágenes de un pasado ilusionado, sin percatarse de que la herida no cicatrizada sangraba con cada fotograma rebosante de ilusión.
Caminaban sus pies por la acera sin apenas tocar el pavimento, sin rozar las grietas y juntas, en pos de una meta fijada que debió olvidar en el momento oportuno y que durmió su razón en el momento aceptado.
Llegó allímite de una finca olvidada en el medio de la nada, oculta en el valle formado por dos oscuras montañas y ensordecida por el aplastante sonido del silencio. Las manchas salpicadas aquí y allá eran animales salvajes que deambulaban libres por una desconocida ladera. Los árboles no mecían sus ramas con ningún viento que, ausente por efecto demoníaco, ofrecían un retrato siniestro de un paisaje en otro tiempo idílico.
Avanzó por el sendero y vislumbró una sombra que corría desprevenida junta a la cerca del único establo de la zona. Se sentó a esperarla sobre los tablones de cedro que componían la valla y lo observó acercarse sin la menor sombra de sospecha.
La figura se apróximo a él sin ver ni sentir al personaje sobre la valla, sin detectar que lo vigilaba ni lo que pensaba hacer, justo en el momento de pasar a su lado, el tiempo se paró.
Las siguientes diez zancadas siguieron su ritmo, la undécima titubeó y la décimosegunda trastabilleó. Sus manos no impidieron el desequilibrio y su rostro golpeó el suelo con la violencia propia de un muñeco de trapo. Estaba muerto antes de caer, antes incluso de saber que le había pasado.

Reflejado en el cristal de su ventana, con la tercera marca desapareciendo con la quemadura del momento, sus lágrimas brotaron por enésima vez y desconsolaron su alma una vez más.
El hombre que lo miraba desde el cristal ofrecía un aspecto agotado, demacrado y vacío. El brillo de sus ojos ofrecía la ausencia de ilusión y el temor de alguien que conoce su destino y no puede poner freno a su caminar. No desaba seguir por el sendero impuesto por su odio y dolor, pero el camino marcado a fuego le dolía en el alma tanto como la pérdida de aquella rosa que tanto amaba.
Lloró con amargura, con dolor y resignación. Lloró odiándose por ser lo que había llegado a convertirse.
Y su rosa regresó para avivar el fuego.

.............continuará....

miércoles, 29 de junio de 2011

Remordimientos.

Sus pasos le llevan donde le guían sus recuerdos, allí donde sus pensamientos son más débiles y sus remordimientos no pueden mas que dejarse llevar a otro festín de venganza y dolor, saciando su sed de sangre y ahogando sin remedio los daños añejos que se reavivan en su corazón con cada asesinato.
Camina envuelto en su gabardina negra, con el cuello levantado y acurrucado vajo un sombrero negro de ala ancha. Suspira en silencio con el humo de un cigarro, que no está fumando, y el sombrío rostro de alguien que sabe el mal que va a realizar y que no puede evitar.
Se detiene ante un crital. Sus ojos negros no tinen brillo y su alma no ha salido a pasear con él. Mira por encima del hombro y el tiempo se para.
Como en uno de los salones del museo de cera, las estatuas inertes de la gente no le ven pasar. Se desliza entre parejas que se besan infinitamente o ríen para siempre. Nadie le siente, nadie le conoce.
A dos metros de su objetivo se para y observa.Contempla como su víctima es feliz. Agarrado a una exhuberante pelirroja es completamente ignorante de su destino, de su final.
No hay sonidos, ni olores ni nada que lo disturbe. Se acerca a su víctima y le acaricia el cuello, apenas tangible, y desaparece en las sombras por las que apareció.
Aquel rubio solo tiempo de reir una vez y de dar dos pasos, antes de que la pelirroja gritara. Sus ojos la miraron y observaron hacia donde ella miraba. Su camisa blanca estaba teñida de rojo carmesí, sus manos agarraron inútilmente su cuello y, justo cuando sus ojos se ponían en blanco, se desplomó ante la agonía y los llantos de la pelirroja.

Llantos frente al cristal de su ventana, mirando el pasado cercano y odiándose por ello. Recuerdos lejanos empañan el negro de su mirada, reviviendo aquella noche olvidada y odiándose más por no poder salvarla mas que con su promesa.
Seis marcas en su piel le dicen que queda poco, pero tambien le cuentan que dejará una deuda pagada que su corazón casi ya no soporta.


Siete sombras invaden sus sueños desde hace tiempo. Siete rostros que vienen a su cabeza en cada instante de paz que su alma le concede. Siete voces que martillean, en lo más hondo de su corazón, para traerle las risas de aquellos que violaron sin piedad lo que más quería en el mundo, mientras era obligado a verlo una y otra vez, acumulando odio, rencor y asco hacia aquel que se hacía llamar el creador del mundo ante el cual todos éramos iguales.
Siete animales descontrolados, ávidos de sexo y con el cuerpo rebosante de alcohol y drogas, que hicieron aquello a la rosa de su jardín y le obligaron a verlo, no podían ser iguales a él,no podía permitirlo.
Lloró y lloró a la luna y las estrellas. Imploró justicia donde las puertas se le cerraban por que aquellos cobardes eran quienes eran y no se pudo probar que fueran ellos.
Y juró vengarse.
Durante años se entrenó en cuerpo y alma, marcó su cuerpo con siete señales y se dispuso acometer su venganza prometida.

La primera noche, mirando el reflejo de su cara en la ventana, un escalofrío recorrió su espalda y una presencia apareció detrás de él. Cuando se volvió no había nadie, pero en el cristal seguía habiendo un hombre.
-He oido que quieres vengarte.
-¿Qu...quién eres?.
- La respuesta a tus plegarias, aquellas que El no ha escuchado.
-¿El?.
-Dios.Tú le has pedido su ayuda para vengar a tu novia, pero seré yo quien te dé lo que El te ha negado.
-¿Cómo me vas a ayudar?.
-Te voy a dar algo y, cuando hayas cumpido con tu propósito, me lo devolverás.
-¿Así sin más?.
-No, claro. Yo siempre pido algo a cambio.

Lágrimas en la ventana que cristalizan la mirada perdida de su ser insignificante perdido en un tiempo olvidado.

.....continuará.....

sábado, 25 de junio de 2011

Remordimientos.

La lluvia golpeaba monótonamente el cristal dibujando recorridos imposibles en su caer por el vidrio, mientras su mirada vacía contemplaba el infinito espacio de su dolor.
Las lágrimas en su cara imitaban a las gotas del cristal, cayendo eternas queriendo escapar, pero sabiéndose presas de aquel instante, de esa cárcel de tiempo. Mojando sin compasión sus ojos, aquellas gotas de dolor brotaban sin cesar bajo el control anárquico de su fallecido corazón y el ritmo infernal de una agonía sin fin.
Las siluetas que se dibujaban en la calle, ajenas a su pesar, deambulaban en todas direcciones sin ni siquiera saber que existía un dolor tan profundo que crees estar muerto en vida.

Días hace que la paz huyó de aquel lugar, invadiendo con avaricia cada rincón de su existencia, destruyendo sin compasión aquello que construyó con tesón y aniquilando por completo cada poro de su ser.
Se sintió violado cuando su horror le profanó de por vida, dejando inútil los anhelos de su espíritu y desquiciando su ilusa esperanza. Sintió el vacío en su corazón y creyó morir cuando cayó sin control por la nada infinita de aquel espacio destrozado.
Olvidó quien era, lo que había ansiado y lo que había conseguido. Olvidó su vida y la de los que le rodeaban. Olvidó que una vez fue la envidia de muchos y el orgullo de más. Olvidó olvidar y aquello que no desterró lo enterró.

Tiempo hace quela sombra de un pesar le persigue, constante y tenaz, allá donde esté con él vá. Come con él, duerme en su cama y se ducha a su lado. No habla, solo mira. Le echa el aliento en la nuca y le recuerda que está allí para hacerle imposible vivir. Invade sus sueños y lo tortura hasta la extenuación, muere de noche en sus brazos y resucita cada mañana con el alma rota y la amargura en su mirada.
Se odia.


Esta es una historia sin fin. La oscura historia de un hombre gris, que nada tenía en este mundo más que sus remordimientos. Acuciados y agrandados por los interminables recuerdos de un cristal mojado por la lluvia y las lágrimas que nacen en sus ojos sin el menor esfuerzo y dinamitan su ser sin piedad.
Este hombre se odiaba a más no poder y se negaba la existencia una y otra vez, pero todas las mañanas regresaba a su lecho con la maldad marcada en su pecho y el dolor grabado en su mirada, que le consumía por dentro mientras sus llantos quemaban su cara y su alma.
Como un libro de interminables páginas que pasan y pasan hacia delante sin final aparente y de existencia agobiante, pasaban los días de quel hombre gris. Días monótonos de exasperante existir y noches de vida oculta que graban en su conciencia el dolor de su alma.
Vida en las sombras y sonrisa olvidada marcan los rastros de su cara, envuelta en penas infinitas, que acusan a su corazón de borrar de su memoria la felicidad que un día colmó su parecer. Vida que le vió nacer una noche de verano, al abrigo de las estrellas y ante el embrujo de la luna infernalmente llena. Vida que le fue arrebatada de sus manos, arrastrada al claro de un drogada lujuria, mientras su impotencia era sujetada contra su voluntad y obligada a contemplar como, una y otra vez, su corazón entregado era profanado hasta caer muerto cuando el sol decidió aparecer.
Allí murió su ilusión, su vida, su felicidad. Apaleado y casi muerto, arrastró su cuerpo hasta tocar el muñeco de trapo que había sido su amor. Deseó viajar con ella y no separarse jamás de su mirada. Y, con el último aliento y la voz en un suspiro, aquella rosa le pidió que se quedara y que no la buscase hasta haberle devuelto el honor.
Murió y desde aquella noche no hay día sin búsqueda ni noche sin espera. Vigilando y conociendo. Ensayando y esperando. Hoy ha llegado el momento y ante el cristal de su ventana llora.

Continuará....

sábado, 18 de junio de 2011

Miserable.

-Póngase en pie el acusado.
Ruido de sillas que se mueven y respiraciones nerviosas.
-¿Ha tomado una decisión el jurado?.
-Si señoría.
-Proceda entonces.
-Por la presente, este jurado, declara al acusado culpable de la acusación de violación, y de la acusación de asesinato.
-Por la presente la vista queda pendiente de condena, para la cual la vista será dentro de quince dias a las nueve de la mañana. El acusado permanecerá en los calabozos del tribunal sin posibilidad de fianza.
Y después de los dos martillazos del juez, el mundo cayó a sus pies. Miró al suelo brillante de mármol blanco y se dijo que era el fin. Sus manos ocultaron su cara y los regueros que dejaron sus lágrimas. Todo había terminado, su vida se fue a la mierda en un suspiro con dos golpes de martillo, con dos simples golpes.
Con las manos esposadas le llevaron al otro lado del pasillo, pasando por la puerta del juez, hasta las escaleras que iban al calabozo. Los peldaños iban marcando el ritmo de su vida, el descenso decadente al que le había llevado su ignorancia, la falta de mala leche y su débil personalidad.
Todo es cruel cuando el mundo no quiere ver.
Sabía que algo no iba bien en su casa, que su mujer le ocultaba algo o que le era infiel. Sus hijos se reían a sus espaldas pues, por lo visto, ninguno era hijo suyo. Cuando aquella noche llegó a casa y la vió en brazos de otro, dejó de ser él.
Con la pistola que ocultaba en su maletín desde hacía un tiempo, cosió a los dos desdichados a balazos. Recargó el bombin y buscó a "sus" hijos, los cuales ya no se reían, y los mató de un disparo en la cabeza.
Iba a pegarse un tiro en la cabeza cuando se abrió la puerta de su casa. Por ella entró su mujer y su cuerpo se paralizó.
Bajando por las escaleras del calabozo, con dos posibles cadenas perpetuas a sus espaldas, recordó cuan miserable había sido toda su vida. Ignorando las infidelidades de su mujer, las risas de sus hijos y las mofas de los amantes que lo conocían. Se juró que la pillaría y lo pagaría, pero tal era su ignorancia que nunca supo que su mujer era gemela y que, aunque le era infiel, aquella noche la que estaba en la cama era su hermana.
Los mató a todos y cuando pudo matar a su mujer, la pidió perdón.
Tan ignorante era de su vida que cuando quiso suicidarse, la soga se rompió o el veneno nunca llegó al estómago o el fuego nunca se espandió.
Tan ignorante era de su vida que no quiso morir, cumpliendo en su totalidad las cadenas perpetuas y, cuando espiraban sus dias en la vida, alguien le dijo que la muerte de toda su familia fue un montaje, pues cuando el disparó ya estaban muertos.
Tan ignorante era de su vida que murió siendo infeliz.

sábado, 4 de junio de 2011

Pensamientos de un loco.

He puesto en marcha el ordenador, me he encendido un cigarro y me he sentado delante del teclado para escribir. Pero no se me ocurre nada. Podría escribir sobre un montón de cosas, por ejemplo de la música que estoy escuchando, pero no lo haré. También podría explicar cosas de mi trabajo, aunque es una cosa de la que no me gusta hablar. Podría comentar anécdotas de mi vida, la cual ha sido un cúmulo de circunstancias, pero sería aburrir al lector. Así que dejaré que los dedos obedezcan a la mente y ellos solos digan lo que tienen que decir, sin embargo se lo que van a poner, son muy traicioneros.
Me gustaría decir que soy una persona normal, dentro de un mundo incompleto, el cual todavía esta por demostrar cual es la virtud de ser algo principal en el devenir de todos los días, pero no lo hará.
Me encantaría exponer ante el jurado popular de la sociedad cuales son los pros y los contras de esta empresa, pero si lo hiciera sería condenado, con o sin justicia, a cadena perpetúa en la prisión eterna de la antigua dejadez.
Así que, quien quiera que un día lea esto, tendrá que culpar a una cabeza agotada por la enarbolada exigencia de un por que y a la devastadora ausencia de un nada. A las manos que escriben estas notas de culpa y a la cabeza que ordena que sean plasmadas, Si con todo este relato consigo aburrir al lector, pido mil perdones de antemano, ya que no es mi intención. Pero si atravieso la línea que separa la ausencia de entendimiento con la de la compresión, estaré mas que satisfecho, aunque jamás sea comprendido mi punto de vista.
El lector se preguntará el porque de estas penosas notas de autoculpa, no se puede decir que tenga que haber un o una culpable en concreto, ni tampoco que el punto de partida de esta melancolía sea un momento dado, ni una fecha en especial. Pero como todas las cosas de este mundo, desde que el mismo existe, tienen un comienzo. Mas o menos agradable, intenso o vano, un dato, una mirada, un gesto..., un algo que hace que todas las cosas que existen emprendan la marcha. Al principio puedes no darte cuenta de donde entras, puede que ni siquiera sospeches las cosas que pueden pasar, podría resultar, incluso, que aunque por una remota inspiración lo intuyeras, no desearas que llegara a pasar, y desechas esa idea por ser demasiado inverosímil y no le das importancia.
¿No le ha pasado al lector nunca que cuando ya tiene algo que, en un principio no buscaba, al perderlo se hace una pregunta?. Nunca lo habría imaginado, pero algo que empezó con una niñería acabo incrustándose tan dentro, y tan despacio, de ti que por mucho que lo pienses, jamás lograrías encontrar la línea de salida de todo ese juego.
No busco llorar mis penas con la explosión de mis angustias sobre las teclas de mi corazón, aunque sean ellas las que están escribiendo por cuenta y riesgo de mi cabeza, que navega a solas desde que sus ideas no concuerdan con las del habitante de mi pecho. No puede haber reconcilio dentro del país de mi persona, ya que aquel que ordena no quiere saber nada del mundo que no sea palpable, apartando fuera de todas sus fronteras el resplandor de cualquier sentimiento, negándole el saludo a aquel que alimenta con su fuerza los días de pensar del que dicta los quehaceres habituales.
No pido que enjuaguen mis lagrimas de pesadumbre guiadas por los suspiros de los aliados de mi corazón, aunque pueden vencer a la dictadura de un tirano nacido para mandar, pero maldecido para amar.
No pido nada, solo escribo, y si algún día, por muy remoto que sea, aparece la posibilidad del levantamiento en armas de los discípulos de mi corazón, contra los ejércitos atrincherados de mi cabeza, para batirse en una interminable batalla de contrastes y contraposiciones, aunque nunca se termine, aunque jamás sea posible la conclusión de esta eterna disputa, habré conseguido al menos vencer a su recuerdo, habré logrado sacarla de mis profundos adentros, aunque se quede flotando en la superficie de mis nostalgias.
Dicen que todas las verdades ocultas dentro de una suposición, resurgen de lo más profundo de un síntoma de vana ilusión, para reclamar herencias jamás depositadas ante el notario de una posibilidad. De que sirve poseer la vacía utopía de una posibilidad, la autenticidad de una probabilidad o la veracidad de una disposición, acerca de un sentimiento si, cuando la madre naturaleza, hace valer el poder de todas sus controversias para destruir un castillo de esperanza, construido a base de debilitadas vigas de esfuerzo y forjado al fuego lento de un ardor en lejanía.
De nada vale defenderse, amurallado hasta los cielos de tu creencia, contra las abatidas de un ejercito de enérgicos soldados de la fortísima señora de la desesperanza La cual insta a su hueste de desalmados legionarios a combatir hasta el fin cualquier vestigio de afecto, amor o pasión. Dejando sin vida el cuerpo vacío de un ser enamorado de una vaga visión, de una destartalada presencia de un cuerpo muerto en vida por la falta de una confianza.
Gracias a la influencia de estas creencias, el todopoderoso general de mi cabeza, crece rodeado de certeros arqueros que está en constante guardia, impidiendo el paso a los carruajes de los leales que llevan, a la fortaleza de mi corazón, el sustento de su cariño. Impidiendo así cualquier conato de renacida esperanza, de renovada riqueza amorosa, del jefe del centro de los sentimientos, cercando los dominios de una entregada locura.
Así, entre dimes y diretes, los jefes divididos de mi posesión, debaten una y otra vez acerca de una posible tregua. La cual jamás llegará a producirse, por que ninguno quiere dar su brazo a torcer, el uno por ser el jefe del gobierno, el otro por ser el regente de los abastecimientos.
Las cosas podía haber sido diferentes, haber caminado por senderos distintos sin haberse encontrado en los cruces del porvenir, pero no fue así.
Las luces podían no haberse encendido, dejando pasar la estéril sombra de una imagen divagar a su albedrío por los ramales de la sociedad. Pero nada de eso pasó, y, sin embargo, alumbraron los yacimientos perdidos del dueño de mi sentir, y lo alzaron en batalla contra la calma dispuesta por la dictadura de un ser gris, que velaba por la tranquilidad de un gobierno sin sobresaltos, edificado a base de negadas ilusiones.
¿Porqué los designios de un ser entregado no pueden ser elevados al pedestal de una pasión, aún cuando los ejércitos de su controversia se disputen la razón?, nadie lo sabe. Uno se crece ante la adversidad de un amor encontrado por casualidad, el otro se oculta tras las tinieblas de un pasado enamorado, pero destruido con un soplo de viento malsano, que resquebrajo las ausencias y derrumbó las murallas de su locura. Dejando libre aun tirano, que ocultó en la oscuridad la luz de su corazón sin dejar pasar su emoción.
Son crueles los sentimientos divididos, son ingratos las pasiones no olvidadas, pero son mas duros los dolores que enfrentan a dos maneras de entender, por demostrar que cada uno tiene razón a su manera. Uno se quiere enamorar, el otro no quiere ni escuchar el sonido de esa palabra al pronunciarla, batalla tras batalla, la guerra es un Apocalipsis de contraposiciones.
Y mientras ellos juegan a declarase la guerra continua, mientras se desafían con encarnizada locura por prevalecer sobre el otro, el resto de mi ser esta agotado. Cansado de discutir, de pensar e, incluso, de sentir. De sentir miedo por no saber como actuar, de sentir rabia ante la impotencia de mi voz frente a ellos, de sentir que jamás callaran haga lo que haga y diga lo que diga.
Si, en una alocada acción de intrusismo, uno realiza una desventurada misión saltándose la vigilancia del otro, y consigue provocar la duda, el sobresalto o la parsimonia de otra persona, el contrincante al que se le ha desafiado provoca una desbandada de sus ejércitos para contrarrestar su efecto, acorralando al infractor y provocando una penosa inercia de autoculpa, hasta ocultar su verdad en las tinieblas.
Podría especular el lector acerca de estos pensamientos, juraría, incluso, que son las reflexiones de un ser atormentado por dos posesiones vanas, los razonamientos de un loco. Y quisiera convencerle de lo contrario, pero no se puede negar la evidencia, cuando una persona no entra en concordia consigo mismo, no esta del todo bien y, eso, me ocurre a mi.
Quisiera creer que esto son solo malas pesadillas, que son recuerdos de alguna vida pasada, en la cual, cometí errores que en esta actualidad me esta tocando pagar. Pero cuando salgo de las cavernas de mi imaginación y regreso al estado de realidad, compruebo que sigo estando en el centro de una guerra crónica que pretende definir al jefe de mi gobierno.
Y así, mientras los días viajan en una incansable procesión por delante de mi y las noches me abrazan con mantos de fríos suspiros, los jefes enfrentados de mi ser, luchan y luchan sin tregua, alzándose por encima de ellos un estandarte único. El cual prevalecerá sobre ambos hasta que la rivalidad entre los dos llegue a su fin.
Un estandarte gris, colocado en la más elevada colina de mis adentros, flameando al viento de mis lamentos, para que todos los soldados armados la vean, para que los jefes de la contienda la contemplen y sepan que, mientras ellos sigan en sus trece y no aplaquen sus ánimos de enemistad, ella estará hay para regir los designios de mi soledad.
Una bandera oscurecida por los tiempos de batalla, ennegrecida por los largos estíos de pasividad, que esconderá los aplaques de ambos jefes mientras ellos pelean sin verdad. Una bandera rodeada de bordado blanco, delimitando los confines de sus dominios e impidiendo la salida de cualquier agresor. Una bandera con una sola palabra grabada en triste hilo negro, una palabra para que mengüen sus voces y permanezcan encalladas dentro, una palabra con la fuerza suficiente para contener a sus ejércitos en la región a la que pertenecen. Una sola palabra basta para enmudecer al mundo.
Paz.
Para no pensar, para no sentir ni padecer, para dejarme llevar al lago sin fin de las aguas del descanso, relajarme sin tener que imaginar nada más que como será el siguiente pestañeo de mis ojos. Para navegar a la deriva sin saber que hay un puerto en algún sitio que espera mi llegada. Para escuchar el silencio de las olas de mi sueños.
Paz.
Para no tener que recordar, olvidar ni imaginar que en algún punto del ancho mar de la sociedad, se haya la bestia que una vez fue el centro de mi ansiedad y que provocó el declive de todo un mundo de ilusiones por desarrollar. Para no abrigar la certeza de que en el presente austero, crece lo opción de un futuro pusilánime que no encuentra en su vacío lo que pudo haber perdido antaño.
Para no saber, conocer ni confesar, que en el recuerdo que trae el viento de un pasado no olvidado, está la cruel realidad de los pasos de mi funesto presente, obviando las palmas que me invitan a pasar por el arco de mis dudas. Para no tener que ver de cerca el acantilado rocoso que una vez me llamó a voces de susurro, lanzándome la cuerda por la no pude descender.
Y así me despido, plasmando en estas palabras el clamor de un guerra que sufro en mis adentros. Una lucha interminable e infernal, que se debate entre morir con los recuerdos de un amor, lastimero y dañino, que no pudo ser y vivir hasta el fin luchando por el presente, dudoso y precario, de un amor que nunca será.
No espero que guste lo aquí dictado, ni que se entienda lo que pienso. Solo ha sido una manera de desahogar los discursos de un mar de dudas que hace ir a la deriva el barco de mi sensatez.

Adiós.

sábado, 28 de mayo de 2011

Dicen.

Dicen que una sombra que se oculta,
Viene a perseguir un sentimiento que no se olvida.
Que algo que viene detrás de uno mismo,
No viene si no a contar los amores de su vida,
Que rompieron una vez el corazón de una persona adulta.
Dicen que una palabra de dejadez,
Involucra una caída de todo aquello que ha sido soñado.
Que un simple suspiro de nostalgia desvaída,
Puede cambiar el sentido de un verso añorado,
Que puede hacer morir lo que nunca llega a la vejez.
Dicen que la simple mirada perdida de una paloma,
Puede destruir aquello que una vez llego a crecer.
Que un inocente repiqueteo de alas dulces,
Conseguiría derrumbar el castillo nacido para no ser,
Pero que una vez pudo sentir que sería de su dama.
Dicen que todo aquello que siempre queda en la nada,
Sentirá en el pasado lo que jamás vivirá en el mañana.
Que aquello que de las manos se escapa escurridizo,
Nunca volverá al sentimiento de un mortal de pasada,
Para pasar desapercibido entre los vientos de su inmortal hada.
Dicen que la luna esconde en su cara iluminada,
La verdad del oscuro pensamiento de un ser moribundo.
Que en el mirar de sus ojos abiertos al alma,
Pierde en el sentimiento incumplido de su amor vagabundo,
La razón de un momento de su fiel corazón desilusionado.
Dicen, pero la única verdad es el sentimiento oculto de un amor,
Que no se ve reflejado en el espejo de un ser opuesto..
Dicen, y el sentimiento que nunca fluye de un todo,
Muere en el momento que roza el aire de su pretexto,
Para jamás descubrir porque es el momento del desamor.
Dicen tantas voces que no muere el sol naciente,
Sino es por la pena de no acentuarse el sonido de su ardor.
Que no calla el viento en su incesante canto de esperanza,
Pero ya no vuelan las palabras desde el nido de su valor,
Para buscar el camino que le lleve al camino del sol creciente.
Dicen que una solo pluma del ala de su pasión,
Levantaría en vilo el cuerpo de un enarbolado grito de ilusión.
Que no sería un silencio mutuo de canciones apagadas,
Ni la oscuridad iluminada por las velas de su cristalina visión,
Que mataría con lastimera decadencia las ramas de su corazón.
Dicen que la noche abraza los fríos de todos sus recuerdos,
Escondiendo bajo el tacto de su almohada pulsaciones de tristeza,
Que provocan la caída de una lluvia desde el inicio de su mirada,
Sofocando los llantos de un terremoto que en su mente reza,
Para no ser la desdicha de un solitario corazón de sus verbos.
Dicen que una vez tuvo la posibilidad de ser el niño que soñaba,
Que pudo ser todo aquello que el sentimiento le hacía imaginar.
Pero no quiso luchar más contra la vana magnitud de su desilusión, porque no quería perder la única posibilidad de ver a su amada, aunque tuviera la certeza de que a otro ser ella su amor fuera a entregar.
Dicen, no haciendo otra cosa que dejar escapar palabras de torpeza,
Que no hacen otra cosa que cegar la salida de su bondad.
Para no dejar en tranquilidad el curso de su palpito enamorado,
Olvidando que tras la tormenta de cada sueño vivido con lindeza,
Llega la calma de un desgana que no olvida su torpe edad.

sábado, 21 de mayo de 2011

Declaración de amor.

14 de noviembre de 2000



Estimada amiga:

Tengo que declararte una sensación que me está quemando por dentro, que me devora las entrañas y que no me deja pensar en nada ni nadie más.
Tengo que confesar mis sentimientos enfrentados, que admitir que me estoy enamorando de la manera más inocente posible, que manifestar a pulmón abierto que el corazón me da un vuelco cada vez que veo relucir tu sonrisa.
Tengo que gritar a todo el mundo lo que siento, para que todos sepan que eres lo que invade mi razón, para que todo el mundo perciba el olor que despide mi persona después de haber hablado contigo.
Tengo que declarar de manera abrumadora que no puedo separarme de ti, por que cuando lo hago mi mente divaga por el espacio como alma en pena y suplicando que te vuelva a ver.
Tengo la huella de tu cara grabada en mi mente, los rasgos de tus ojos marcados a fuego en mi visión, el eco de tus palabras esculpido en la pared de mi sentido común, el resplandor de tus pasos plasmados en el suelo de mi ser.
Tengo que reconocer que me has ganado poco a poco, creo que sin tú darte cuenta, me has llevado a tu persona. Me has concedido el margen de esperanza y me a ferro a esa posibilidad, a la duda de saber si tu sentirás lo mismo o de que solo quieras tenerme como amigo.
Tengo la ilusión de creer que sientes lo mismo que yo, pero incluso tengo la suficiente experiencia para saber que tú tienes tus preferencias, tus amores, tus predilecciones. Quiero creer que puedo ser yo el que invada tu corazón, quiero creer que puedo ser yo el que enamore a tus pensamientos, quiero creer que puedo ser yo el que pueda tocar la punta de tu entrañable y enigmática persona. Pero sé que puede ser otro el que tenga esa virtud, servida en bandeja por las manos de una sencilla y elegante mujer.
Tengo que decírtelo aunque me pese, aunque me duela en lo más hondo de mi profundo corazón, aunque tenga que hacer callar las voces de mi cabeza hundidas en llantos. Tengo que hablarte de este sentimiento que me está pudiendo en todos los sentidos, que me derrota cada vez que te pierdo de vista, cada vez que no oigo tu voz, cada vez que no escucho tus pasos. Tengo que confesártelo aunque luego todo sea distinto, en un sentido o en otro, para lo bueno o para lo malo, para el después.
Sea como fuere, lo que aquí queda escrito es una declaración de mi amor hacia tu persona, no una petición de que tu sientas lo mismo, ni siquiera parecido, hacia la mía.
Tengo la esperanza de que pudiera ser así, pero la realidad me hace dudar de ese pequeño matiz, tu amor ya tiene dueño.
Tengo que despedirme, espero que no me guardes rencor y que por estas palabras aquí escritas no cambie a mal nuestra amistad, nuestra alegría de vivir.

Besos

sábado, 7 de mayo de 2011

Sin futuro.

Cuando el órgano de aquella iglesia comenzó a sonar,los pájaros del campanario se espantaron y volaron despavoridos en todas direcciones. El sonido de aquel viejo instrumento, manipulado por las manos de un monje casi tan viejo como él, hizo que los sentidos en mi cabeza despertaran poco a poco.
El dolor era insoportable, las miles de agujas que se clavaban en mis siénes, hacían que el sonido angelical de aquella música, fuera un tormento para mi despertar. Era mi segundo día en aquel lugar, el segundo día del resto de mi vida.
No comprendo que pudo haber salido mal, los cálculos eran correctos y se habían analizado infinidad de veces,las pruebas eternas que se hicieron no inducían a error, pero algo salió mal pues yo estaba allí, en aquel lugar de hace doscientos años de mi era.
Año 1808, Monasterio de no sé que monjes en algún lugar de su despensa, cubierto por dos días de borrachera producida por el vino de aquellas gentes, estaba mi persona a punto de volvese loco. Ellos no sabían de mi existencia, yo no quería saber de la suya y todos estábamos felices con nuestra ignorancia. Buscaba respuestas que no encontraba y, enfurecido, bebía hasta caer desfallecido.
Esa mañana, el sonido del órgano de la iglesia, me sacó de mi eclipse mental. Las respuestas se agolpaban en mi cabeza y no había manera de ordenarlas. Las preguntas había que sacarlas despacio y solo había una manera de hacerlo. Corrí a la capsula y allí vi la luz definitiva.
Las reservas de energía estaban vacias, las baterías estaban destruidas y los cálculos se habían perdido. Todo lo que tenía era una capsula vacia, un cascarón inutil que no funcionaría nunca más. Resignado. Salí por una puerta que daba al patio justo en el momento que los monjes abandonaban el rezo matutino. La sorpresa fue mayúscula, mis vestimentas, mi apariencia extraña y el color de mis ojos enrojecidos por la resaca, les hizo creer que era el demonio.
Llamaron al sargento de la guardia, me arrestaron y de nada sirvieron mis explicaciones. Fuí juzgado y condenado por hereje y brujo. Me quemaron en la hoguera.
Ciento ochenta años después, nació un rollizo niño de ojos azules, que nunca fue científico por que algo le decía que no le serviría de nada en el futuro.

sábado, 30 de abril de 2011

Tu petición.

Te escribí una carta donde puse mi corazón y mi alma. Te dije cuanto te quería y me hiciste demostrarlo.Te amé hasta morir y por tí acabe muerto. Muerto en vida sin ni siquiera poder contemplar tus ojos, sin poder escuchar tus palabras. Olvidado en un rincón de tu pasión, ocultó tras la maraña del pasado y soñando que algún día veas tu última petición. Me pediste un cielo para besarte, una nube para acariciarte y un sol para conquistarte, pero me pediste la perfección en todas ellas y en el engaño quise caer, pues la perfección no existe si no hay ojos que la quieran ver. No podré amarte como yo quisiera, ni quisiera que me amaras por que yo te quiera, por que nunca me querrás tanto como yo a ti. Me pediste la perfección hecha cielo,nube y sol y, aunque ya no quiero tu amor, te entrego tu petición para asi morir en paz.

lunes, 25 de abril de 2011

En el nombre de soledad.

Suave, leve, fugaz... como una pluma que en una corriente de aire gira y gira, se eleva y revuelve, se va y se aleja, perdiéndose en la distancia dejando su impronta grabado en la memoria, debió ser la ascensión de tu alma al cielo, porque no fue tan sencillo desprender tu cadáver del suelo, preso bajo toneladas de metal, neumáticos y asfalto.
Han pasado ya cinco meses y aqui estoy sentado. Petrificada mirada de cristal fija e inamovible en tu portarretratos y en tu imagen que yace dentro. Horas, días, meses sentado mientras el tiempo cae como un goteo monótono de momento tras momento.
Hoy llueve...lo ha percibido mi hasta ahora dormido sentido del oído, que ha reconocido el sonido de las gotas al chocar contra el cristal de la ventana. No solo llueve en la ciudad,en mis ojos sigue la tormenta, colmando de dolor los rincones de mi cabeza que me han llevado a estar ante esta hoja en blanco.
Escribo lo que siento y lloro. Consigo despegar mi mirada de tu foto y expreso lo que tú siempre has sabido, y sigo llorando. Sabías que no me gustaba que me vieses llorar y sé que, estés donde estés, me estas viendo llorar. Perdona por hablarte de esta manera, pero es de la manera que sé que me escucharás.Conoces mi pasión por escribir y que en noches de desvelo me roba el sueño y la calma, sacándome de la cama. Nuestra cama...
Esa cama a la que vuelvo cada noche, sobre la que anido mis miembros fatigados. Y es allí donde entiendo la distancia entre el hombre y el cielo..pues aún llevándote conmigo, me vuelvo e intento acariciarte, encontrando el vacío. Busco tu silueta, tu aroma flotando en la almohada...tu cabeza sobre mi pecho y tu respiración serena que mi bello erizaba...pero no hago más que soñar despierto, pues solo estoy rodeado de mi aflicción y de las sábanas.
En desesperación abandono esa estancia y a oscuras por el corredor, con la luna como testigo, vuelvo mi cuerpo y en el espejo me veo reflejado. Me maldigo porque aún no he muerto y ya no sé a que encomendarme.
Dios me tendió la mano para después tirar de mi cuerpo, ponerme el pie y arrojarme al suelo. Ahora noto su peso sobre mi nuca y su despiadado zarpazo ensañándose con mi mermado ánimo. ¡Qué quieres más de mí!. Llevo una vida adaptándome a tus juicios, a tu arbitrario criterio.
Ya dejaste mi mundo a medias, te la llevaste de mi lado cruelmente y me diste el consuelo de poder describir mi dolor. Tu generosidad no es infinita y solo me cabe pensar que estabas celoso de que usara ese don por y para ella, únicamente para ella.
Me siento demasiado cansado y lo único que deseo es el acabar de mis días, poder disfrutarla en la muerte como la disfruté en vida, A ella que siempre fue mi vida y ahora es mi muerte....

domingo, 24 de abril de 2011

Cuerpo de mujer.

Su cuerpo aún tiembla con los ecos producidos por las sensaciónes recién vivídas. Ahora no importa donde le conoció, ni donde le robó la razón, solo importa que su piel se estremece y su corazón se acelera con solo recordar sus caricias.
Se levanta de la cama sin despertarle y camina hacia el baño. Se mira en el espejo y contempla a una mujer satisfecha y llena. Las secuelas se dejarán notar varios días, tendrá que evitar los roces. Sonrie y,despacio, se sienta en el inodoro. Se contrae su cara al orinar por el escozor, pero a ella no le importa. Ha sido el mejor polvo de su vida.
Sale del baño desnuda, le contempla en la cama y se tiene envidia a si misma. Camina por el pasillo observando fotos de parientes del chico, se pregunta si todos ellos habrían sido tan "enormes" y se rie tapándose la boca.
Llega a la cocina y se sienta en una silla blanca, se contrae una mueca de dolor al hacerlo, y contempla el panorama. Todo en su sitio, todo ordenado y limpio,nada fuera de lugar y cada cosa en su sitio. Le da reparo ensuciarle un vaso para beber agua y lo hace directa del grifo. Sale de la cocina y siente algo.
Al ir a la cocina, le da la extraña sensación de que los retratos estaban en la pared de la izquierda y, ahora al salir, estan en la pared de la derecha. Hay una alfombra que no recuerda haber pisado antes y una luz diferente en la casa.
Llega a la habitación, donde él sigue durmiendo desnudo en la cama, y observa más retratos en la mesita. No recuerda haberlos vistos al llegar y se empieza a asustar. Busca su ropa y no la encuentra, busca la de él y tampoco esta.
¿Qué esta pasando?.
El dolor de su puvis se intensifica, le hace doblarse y caer al suelo, lo que en un principio era un dolor por la potencia de su amante, se transforma en insoportable desgarro. Le llama pero no le escucha, intenta luchar por ponerse en pie y, agarrándose a las sábanas, consigue subir a la cama. Tira del hombro de su amante y al girarse este, contempla el vacio en sus ojos y el desgarro en su cuello.
Escucha risas en el pasillo, dos,tres o cuatro personas, quizá cinco, y todos hombres. Las sombras entran en la habitación y la maniatan de pies y manos. No puede luchar, el dolor de su puvis le hace llorar, no puede pedir auxilio pues no tiene fuerzas y se maldice por su voraz apetito sexual, el mismo que le ha llevado a esa situación.
Se enciende un candelabro con diez velas y los rostros que contempla junto a su cuerpo, son los mismos que había en las fotos. El sudor le perla piel, las risas nerviosas de esos "hombres" intensifican su dolor y nerviosismo, no hacen nada, solo la miran.
Un grito del dolor más espantoso que haya tenido , sale de lo mas hondo de su ser, llenando la habitación de su aliento y sufrimiento. Los hombres callan y se apartan de ella, no porque esten asustados, sino por que una sexta sombra se acerca a la cama.Recorre su cuerpo con dos manos heladas y calma el dolor de su puvis.

-Enhorabuena señorita, ha sido niño.
-¿Un niño?-Dice con lágrimas en los ojos.
-Un precioso niño de casi cuatro kilos de peso.
-¿Puedo tenerlo en brazos?.
-De momento se lo pondré en el pecho, está usted muy débil para soportar ningun tipo de peso.
-¿Débil?.
-El niño nació hace dos días y a usted se le complicó el parto. Hubo que sedarla y operarla de urgencia, casi se desangra al nacer el niño, pues se quedó vacia.
-¿Vacía?.
-Hemos tenido que estirparle el útero.

sábado, 23 de abril de 2011

Carta de despedida.

Queridas víctimas:

Quisiera dedicaros estas palabras para que el rencor que me guardais sea mayor aún. No deseo pedir perdón, ni quiero ni necesito el perdón. Si he hecho lo que he hecho ha sido por motivación personal, no para justificar mi locura o mi criminal mente. Simplemente lo necesitaba.
El perdón es para miserables y pusilanimes y yo no soy débil. Jamás lo fuí. Si cada una de vosotras sufristeis tanto es por que lo merecíais, por que no escuchábais mis recomendaciones o, simplemente, por que no deberías tener lo que teníais. Estabais en una nube de vanagloria y el descenso que os proporcioné fue el mejor, aunque salvaje y sangriento, necesitábais un recordatorio de lo que somos en este mundo y de lo que hemos venido a hacer.
No voy a hacer apología de lo que he hecho, pero el espíritu envilecido de vuestra alma ha quedado limpio. Cada una de vosotras lleva la marca insigne y eterna de la limpieza proporcionada. Realizada a fuego y esculpida con el hierro en la piel más sensible, en los años venideros, agradeceréis llevar el símbolo de un dios que esta por llegar y que os evitará malos tragos.
Queridas víctimas, me despido de vosotras dejando en vuestros ojos el eco de estas palabras, esperando que en un futuro no muy lejano, el ansia de venganza que ahora me procesáis, se haya aplacado al veros recompensadas con lo que ahora os dejo.
Os digo adios con lágrimas en los ojos, sabiéndome odiado y repudiado, aunque jamás haya procesado esos sentimientos hacia nadie, el aumento de la ostilidad hacia mi persona es considerable, teniendo en cuenta que solo os he dado aquello que es mio sin ánimo de acritud.
El dolor es débil y la debilidad nos aparta del camino. Yo os he dejado en el camino, os he puesto en el rumbo y deberíais darme las gracias. Ahora solo miraréis hacia delante y, cuando lo hagáis hacia atrás, me veréis despidiéndome, pues yo me quedo en el camino.Nos veremos en el futuro, pero seguramente ya no sea yo y tampoco os influiré dolor.

Gracias por ser las víctimas perfectas,
de todo corazón



OS QUIERO.

miércoles, 20 de abril de 2011

Francotirador.

Tres semanas de preparar meticulosamente el trabajo, de estudiar hasta el más mínimo movimiento de su víctima, de preparar el lugar desde el que realizar el disparo.
Milimétricamente colocado el rifle, con su trípode perfectamente ubicado y su mirilla exactamente graduada. Guantes para no dejar huellas en la habitación que le han alquilado y que no ha usado nada más que para colocar el arma. Zapatos con suela de goma para no hacer ruido al andar y nada de comida en el cuarto.
No fuma, no bebe, pues pueden hacer que falle el disparo y solo puede haber uno. Espera junto al arma espectante, el teléfono móvil en silencio para no hacer ruido, esperando la llamada que confirme el blanco.
Nunca se ha dado el caso, pero a última hora se puede echar atrás el contratante. Para ese caso entrega un número de teléfono que luego destruye, aunque no llamen para anular el trabajo.
Observa por la ventana el movimiento de la calle, la gente en su rutinario ir y venir que él tambien conoce, pues en su estudio siempre pasean por el mismo sitio y a la misma hora, haciendo casi los mismos movimientos, dejando surcos imaginarios por los que siempre regresan.
El quiosquero recogiendo los periódicos no vendidos del día, la mujer de la panadería que le dice algo mientras baja el cierre de su tienda. La chica de la peluquería que se despide de los dos mientras se sube al coche de su novio.La pareja de novios paseando al perro de uno de ellos, abrazados y sonriendose.
La rutina de cada fin de tarde.
Los coches que comienzan a llegar y el restaurante que comienza a tener vida. El aparcacoches no tiene problema con los coches, es un conductor experto, y los deja en doble fila.
Hoy es un día especial para el restaurante, viene a cenar una gran personalidad de la política y todo parace haber sido montado como en hollywood, como si fuera la alfombra roja de los Oscar.
Su víctima esta dentro. La ha estudiado, sabe sus movimientos al milímetro y no puede fallar. No debe fallar.
Suena el móvil.
El asombro no le coge por sorpresa, mira el número y ve que es del contratista. "Se rajan", piensa.
-Si.-Contesta firmemente.
-Soy yo, hay cambio de planes.
-¿No disparamos?.
-SI, pero no a nuestro objetivo.
-¿Nuevo objetivo a última hora?, eso supone un incremento en el dinero pactado.
-Ningun problema. Ya lo tiene en un maletin donde dijo con el resto del dinero.
-De acuerdo,¿objetivo?.

Media hora después llega la limusina del personaje político y sale a recibirle el dueño del restaurante y su esposa.
Y dispara.
Antes de que la ambulancia llegué, el ya esta montado en su moto, con el casco puesto y a punto de salir.
Recorre la calle con la mirada en la dirección del disparo y la ve.
No puede ser, sabe que no ha fallado. Calló al suelo fulminada.
Paralizado siente una gélida mano sobre su mano. Levanta la vista y su corazón se para. Se rescrebaja y desangra por dentro, no soporta la intensidad de esa mirada y explota. Muriendo al instante.

"Muere asesinada la hija de siete años del propietario del Restaurante El cazuelo, por un disparo en la cabeza realizado desde una ventana por un francotirador. El cual fue hayado muerto junto a su motocicleta y un maletin con el arma que realizó el disparo.
El propietario del restaurante no quere hacer declaraciones, pero fuentes cercanas comentan que la niña fue victima de las infidelidades de su padre, descubiertas por uno de los maridos engañados que contrato al sicario. No se sabe aún como murió el francotirador."

jueves, 14 de abril de 2011

La quinta prostituta.

El día tocaba a su fin para el inspector Roberto Marín. Un día insulso, lento y sin posbilidad alguna de merecerse que se repitiera. Nada había ocurrido en el mundo para que tuviera el honor de ser mencionado en su informe diario, el mismo que debía presentar en diez minutos al jefe de la científica, ese gordo barbudo que le caía tan mal.
-¡¡MARIN!!, a mi despacho.
El jefe había salido de su madriguera para joderle el fin de semana, seguro. Con resignación en sus pasos y lamentos en sus suspiros, llegó al umbral de aquel cuchitril que era el despacho del jefe.
-Necesito que te ocupes de un caso.-Soltó de sopetón el gordo.
-¿Cual de ellos?.
-El de las prostitutas.
-¿Y el inspector Vazquez?..
-Muerto.
Un silencio colapsó la estancia y ahogó las voces de su cabeza.
-La carpeta está sobre la mesa de Sandra.
-Pero jefe....
-Nada de peros. Ponte con ello ahora mismo.
-De acuerdo, solo dígame como ha muerto Vazquez.
-Le dió un infarto en el cumpleaños de su hija mayor.
Y el silencio incómodo volvió a llenar la habitación.
Fue hasta la mesa de Sandra, la secretaria del jefe, y recogió la carpeta. Regresó a su mesa y desparramó todo lo que había en ella. Folios con anotaciones, informes a sucio, fotografías de los cuatro cuerpos, informes de los forenses, datos de la investigación y objetos personales de las mujeres muertas.
Distribuyó las fotografías sobre el enorme tablero de corcho, separando las fotos de cada una de las chicas. Una morena, otra rubia, la tercera castaña y la cuarta pelirroja, todas con el pelo largo, todas con un lunar en alguna parte de su cuerpo y un tatuje cerca del puvis.
Los informes decían que habían muerto asfixiadas en pleno éxtasis, en el momento más álgido del orgasmo femenino, causado por la interrupción brusca del sentimiento provocando la explosión nerviosa y la incapacidad para expulsar el aire de sus pulmones.
-Que putada, las cortaron el rollo en lo mejor.
No había signos de violencia, no habían sido atadas y no presentaban marcas que indugeran a pensar que habían sido forzadas. Las chicas eran prostitutas y habían sido halladas en su habitación del local donde trabajaban, nadie las echó de menos en un largo rato y nadie vió al agresor.
Se levantó para mirar las fotos detenidamente. Examinó todos y cada uno de los detalles que había marcado Vazquez en los lugares del crimen, los rostros retorcidos mezcla de éxtasis y agonía de las chicas, la posición de sus extremidades, de sus cabezas e, incluso, la abertura de sus piernas. El tío había usado preservativo las cuatro veces, no había dejado restos de semen sobre las chicas ni sobre las camas, pero en el roce con el cuerpo de las chicas tenía que haber restos de piel o pelo del sujeto, pero no se hayaron. El tipo había limpiado a las chicas antes de salir o era un portento físico.
Algo le llamó la atención de una de las fotografías y no era nada de lo observado hasta ese momento. La posición del cuerpo desvelaba el nombre del agresor, estaba seguro. Revisó en las fotos de las otras chicas y comprobó que todas parecían posar en idéntica situación. Rebuscó entre las anotaciones de Vazquez y encontró inconexas puntualizaciones que, estudiadas con la atención adecuada, lograban parecer un mensaje.
"Las muchachas fueron encontradas en las horas pares de días impares, intermediando entre los hallazgos dos ciclos lunares completos. Nadie vió a las muchachas subir a las habitaciones con nadie, pero todo el que pasaba por el pasillo escuchó los gritos de placer de las muchachas, solo de la muchachas. El asesino no las elige por su color de pelo, o por sus lunares o tatuajes, ni siquiera por el tono de sus ojos. Se rige indistintamente por su voracidad y potencia sexual, pues el informe forense indica que el miembro del agresor ronda los seis centímetros de grosor y los veintiocho de extensión, dada la amplitud vaginal de las víctimas. Es muy meticuloso y deja la escena del crimen límpia. No deja huellas. Es desconcertante, parece que sabe qué y donde vamos a buscar. Lo más curioso es que nadie ha visto u oido nada. Estoy bloqueado....."
Y así acaban las anotaciones de Vazquez.
-¿Dos ciclos lunares?, hoy es luna nueva. Hoy matará a la quinta.

Sin apenas pegar ojo se levantó por la mañana, fue al baño y meó. Sin casi abrir los párpados regresó a la cama y se tumbo cinco minutos. Su brazo izquierdo cayó sobre el cuerpo de su preciosa mujer, dormida plácidamente. Su larga melena rizada le enmarañaba la cara y le ocultaba sus inmensos ojos verdes, el lunar sobre su pecho izquierdo le excitaba siempre y el tatuaje de una mariposa sobre el inexistente bello púbico le sonrojaba solo con pensar en lamerlo.
Un flash pasó por su cabeza y le hizo incorporarse sobre la cama, todo pareció nublarse y aclararse a la vez. Temblando se puso de pie y caminó hacia la cabecera de la cama. Se giró lentamente y miró la postura de su mujer.

Cuando la policía científica llegó a la escena del crimen, encontró el cuerpo de una mujer muerta y en la misma posición que las cuatro prostitutas. A sus pies el cuerpo sin vida del inspector Marin, sobre su cabeza un agujero de bala que le atravesó la cabeza desde la boca a la nuca y sobre su pecho una nota. "Yo las maté, pero no sé porque. Mi mujer es la quinta puta que mato y no dejaré que pueda hacerlo con más."
En los cajones se encontró una caja fuerte cerrada con llave, dentro se encontraba el informe psicológico de un esquizofrénico con personalidad múltiple, propenso a la violencia, que había faltado a su tratamiento desde hacía cinco años. Cuando desapareció se llamaba Arturo Casin y pretendía ser inspector de policía.
-Parece ser que hemos resuelto dos casos a la vez.-Dijo el jefe.
-¿Perdón?.- Se sorprendió un agente.
-No me haga caso, continue con los suyo.

sábado, 9 de abril de 2011

Ecos.

Cuando el eco del silencio ensordece mi alma,
Cuando el sonido de tus palabras me hace callar,
Encuentro en los latidos de mi corazón la alegría,
Que me lleva al encuentro de tu imaginario paladar
Y desencadena el terremoto de mi cansada calma.

Desearía encontrarte en el país de los sueños,
Imaginó que caminamos bajo la sombra del amor,
Abrazando la brisa del viento que nos ampara,
Desfilando ante la pasarela del oculto ardor,
Mirando al horizonte de la pasión sin dueños.

Escribimos versos con la pluma de nuestro aliento,
Desnudamos el alma a golpe de cálidas miradas,
Desatamos el nudo que amarra nuestro sustento.

Bailamos al son de la música de las rosas,
Cantamos bajo el brillo de las felices estrellas,
Reímos bajo el embrujo de la luminosa luna,
Siendo tu la que mas reluce entre todas ellas,
Por que eres de las mariposas la mas hermosa.

Cuando luce el brillo de tu dulce sonrisa,
Cuando me habla el susurro de tu tierno perfume,
Desaparece en mi enmudecido latir la sombra,
De un desvanecido sabor que me consume,
Y alimenta el tacto de una poderosa brisa.

Relatamos cuentos con el verbo de nuestro amor,
Desabrigamos al alba el paciente corazón cansado,
Liberamos al prisionero que encerró nuestro temor.

Despierto inundado de tristes sollozos amargos,
Abro los ojos al cielo suplicando volverte a soñar,
Pidiendo a la luna venidera que te traiga mi encuentro,
Y en la noche de las mariposas volver a bailar,
Mendigando a las estrellas que cada paseo sea mas largo.

Despierto desbordado por suspiros de tristeza,
Abro los brazos pidiendo al perfume de las rosas,
Que me regrese el dulce aroma de tu fragancia ,
Y en la noche de los cuentos quitarme las esposas,
Para poder admirar de tus ojos la cálida belleza.

Esperaré a que la noche me cubra con su manto,
Para anhelar cada detalle de mi infatigable sueño,
Y poder imaginar en mi corazón todo tu encanto.



Podría pedirte que dejaras de ser un hermoso sueño,
Para dejar de imaginarte en el mundo de mi ilusión,
Sentirte en la realidad de cada latido de tu corazón,
Y llevarte de la mano al sendero del amor sin dueño.

Quisiera saborear las palabras de tus míticos labios,
Escuchar los susurros del viento mezclarse en tu pelo,
Tocar la suavidad de tu piel dando sombra al cielo.

Podría suplicarte que permitieras al guardián de tu luz,
Que abriera las puertas del calabozo de tu ansiedad,
Para liberarte de las cadenas que atan tu cansada soledad,
Y volaras al encuentro del enamorado cielo azul.

Pero mi alma atemorizaba por los vuelos de las sombras,
Acallada por las cantos de las sirenas del mar de tus ojos,
Acurrucada bajo la nube de tu resplandecida luz de luna,
Calla los sonidos de un amor cubierto de infinitos matojos,
Que vuela de pena ahuyentando los lloros cuando me nombras.

Quisiera sentir la noche envuelta en sábanas de estrellas,
Seducir la miel que nace de las colmenas de tus pasiones,
Acariciar la seda de tu piel que luce como la mas bella.

Pero mi pecho lamenta las cansadas noches de ausencia,
La inmortal sensación de eterna angustia olvidada de amor,
Y no puedo más que callar los latidos de mi firme corazón ,
Pensando en la imagen que alguna vez llenará mi existencia.

En el país de mis sueños se eleva la reina de las mariposas,
Alzando al viento el color de sus realzadas y bellas alas,
Mostrando el pesar en su rostro por haber sido vencida,
Por la diosa de la noche que jamás pudo crear la madre vida,
Y vuelve al vuelo exhibiendo su pesar por no ser tan hermosa.

Pero no puedo cazarla con la red de mis pensamientos,
Y se me escapa entre los dedos por que no puede ser cautiva,
Queriendo volar libre a pesar de sus eternos sentimientos.

Esperare a que la noche te lleve al encuentro de mis sueños,
Para cubrirte con la mantilla labrada a punto de mis versos,
Para perderte de nuevo en el sendero del amanecer inverso.

Miente la luna al cantar a mi enamorado corazón,
Al decirle que nunca perderé la noción de tu aroma,
Y el sabor de tu condenado brillo de bella dama.

Miente el sol al esparcir la luz con que me iluminas,
Al desplegar el brillo de la esmeralda de tu mirada,
Que alguna vez contagió de susurros mi desesperación,
Para llevarme al encuentro de mi hermosa alma soñada,
Para volver al desierto de tu ausencia cada mañana.

Me conformo con verte cada noche en mi sueño,
Con saber que en el mundo de las bellas mariposas,
La reina destronada envidia todo lo que te hace hermosa,
Siendo el siervo de los sonidos de tu corazón sin dueño.

Me conformo con la visión del vuelo de tu mirada,
Con tener la certeza de que tras la puerta de la ilusión,
Se eleva la emperatriz de los latidos de mi corazón,
Para despertar sabiendo que la luna sigue iluminada,
Y decirle al sol que en mi mundo brillas mas que nada.

Me conformo con los destellos de tu preciosa sonrisa,
Con el viento que se eleva con el volar de tu cabello,
Con la sombra de tu figura cubriendo la luz de mi ser,
Para sentir en mi presionado pecho la falta de resuello,
Y esperarte por los senderos de los sueños de mi querer.

Me conformo con saber que en el país de mis anhelos,
Caminamos unidos de las manos de nuestro eterno amor,
Aunque en la distancia de los paisajes de mi cansada ilusión,
Cruces las rutas de un enamorado corazón muerto sin vuelo,
Y castigues mi fastidiada existencia con palabras de ardor,
Que se esfuman en el aire mojando de lágrimas mi visión.

jueves, 7 de abril de 2011

Dame un segundo.

Después de caminar horas por aquel oscuro pasillo, con el frío calándole los huesos y la humedad aportando su cruel ayuda, estaba exhausta.
Las lágrimas no la dejaban ver, el sudor se mezclaba con el agua que le caía encima y enturbiaban sus pensamientos. Andaba a ciegas, tentando las paredes para encontrar una salida, un interruptor de la luz o alguna señal de encontrar el final de aquel angosto pasillo.
¿Como había llegado a él?, no lo sabia, solo recordaba las manos de su novio acariando su cuello y sus labios besando su boca. ¿Por qué estaba alli?, pregunta equivocada o respuesta imposible.
Solo sabía que caminaba y caminaba en pos de una salida que no terminaba de llegar, que lloraba desesperada por que nadie la escuchaba cuando gritaba, que se decía a si misma que esto era una pesadilla y en cada paso que daba, se encontraba con la misma respuesta. Estaba atrapada, sola y era real.
Se decidió a darse un descanso, se sento en el suelo plagado de charcos, miro al vacio oscuro que se tendía ante ella y lloró. Cuando pasados unos segundos se contuvo y relajó, quiso pensar friamente y recapituló para saber como había llegado allí. Una frase comenzó a resonar en su mente, primero como un susurro, luego como una plegaria y después como una orden dada a grito limpio."Dame un segundo".
Unos pasos comenzaron a llegar hasta donde estaba ella. Firmes y enérgicos se detuvieron al lado de la muchacha. Se sintió observada, suciamente observada. Una mano le rozó la mejilla izquierda y enseguida sintió el ardor de una quemadura en ella. "¿Quien eres?", preguntó a la invisible sombra,"¿qué quieres de mi?". No hubo respuesta inmediata, pero a medida que los pasos se alejaron de ella una voz llegó flotando a sus oídos,"dame un segundo". Y los pasos cesaron.
Asustada se levantó, miró enderredor para elegir un camino por el que huir en aquella oscuridad y corrió. Corrió tan rápido como pudo, golpeándose en las piernas con todo aquello que no veía y que se encontraba en su camino. Corrió en sentido contrario al recorrido de los pasos y de la sombra que la observaba. Corrió con rábia, sabiendo que no podría escapar de aquel infernal lugar, que en cualquier momento aparecerían de nuevo los pasos para detenerla y arrastrarla a donde fuera que quisieran llevarla. Corrió sin saber por donde iba, recibiendo golpes en la cara, en los brazos y en las piernas, corrió sabiendo que iba a morir, corrió hasta quedar sin aliento, con el corazón pugnando por salírsele del pecho y los pulmones a punto de reventar por la falta de oxígeno, corrió hasta quedar desfallecida y caer redonda al suelo, al frío y húmedo suelo.
Y los pasos regresaron.
No quiso luchar más, no quiso preguntar más, se dejó hacer y llevar.
Una mano llegó hasta su mejilla y la acarició.
Una voz le susurró al oído y el escalofrío que recorrió su cuerpo hizo que se desmayara.
Cuando abrió los ojos contempló, atónita, la mirada de su novio.
-¿Estas bien?, te desmayaste cuando te besé.
-Tranquilo, dame un segundo, creo que me asustaste. No esperaba que llegases por la espalda.

miércoles, 23 de marzo de 2011

La isla de los olvidados.

III.

Cuando despertó se creyó muerto pues la oscuridad era total, no se veía a sí mismo y, lo más inquietante, no se sentía. Poco a poco su cuerpo fue reaccionando y los picores dejaron paso a los calambres para ser abatidos por los dolores que, como si hubiesen llegado a él desde el otro extremo del universo, le dieron las pistas para saber su estado.
El dolor comenzaba a la altura de las rodillas, subía por la espalda y se juntaba con el de la cabeza. Sospechaba que al darle la caza le habían dislocado las rodillas para que no volviera a huir y el dolor de la cabeza habría sido fruto de un golpe con algo contundente, ¿pero qué?.
El repugnante edor a podrido se mezclaba con el del estiércol y su maltrecho estómago pugnaba por salírsele por la boca, mientras los restos supervivientes de su cerebro intentaban buscar soluciones al problema. No sabía donde estaba y tampoco veía nada de aquel "lugar". Estaba perdido.
Durante unos segundos escuchó el silencio sumido en sus pensamientos cuando una voz le sacó del ensimismamiento en el que se encontraba. No podía ser.
La ira nació en su interior como un gusanillo y fue creciendo a la velocidad de la luz hasta eclipsar sus otros sentidos. Sacando fuerzas de no se sabe donde, arrastró su maltrecho cuerpo hacia donde aquella voz venía y gritó. De su boca no salió nada más que un: "¡¡¡AAAAAAAHHHHGGGGGGRRR!!". Al segundo siguiente una puerta se abrió con el rechinar de unos goznes que no habían conocido la grasa en siglos y dos sombras le arrastraron por un pasillo húmedo y con escasa luz. Los enormes dedos de aquellos seres se le clavaban en las axilas pareciendo querer salir por las clavículas, pero no sentía dolor. Solo ira, rencor, ganas de matar.
Fue llevado en volandas hasta una silla mal fabricada de robusta madera y lanzado de mala manera, pero el dolor a chocar contra ella pareció no existir en él.
-¿T...tú?,¿po...por qué?.- Preguntó a la sombra.
- ¿Y por qué no?.- respondió aquella voz.
-Yo...cre...creía que eras....p...pe..periodista.
-Todos lo creíais, pero ya ves, estábais equivocados.
-No lo entiendo.....
-Es muy sencillo. El proyecto de las "Islas cárceles" fue ideado por mi padre pero se lo robaron y para que no hablara le inyectaron una droga que le convirtió en lo que vés. Ahora yo estoy a un paso de reparar aquel prestigo robado.
-¿Pero ...?.
-Tránquilo, te lo voy a explicar. Mi padre se ha convertido en un carnívoro salvaje y no atiende a nada ni nadie, salvo a mi. Para recuperar su dominio he experimentado mucho en otra de las islas hasta que dí con la solución: una célula madre que regeneraría su capacidad y recuperaría sus recuerdos, pero tenía que alimentarse en el cerebro de otra persona..
-El.... mío.
-Exacto, el tuyo.
-¿Y el huevo?.
-Un truco para alejar de tí a la mujer que ha servido de cena a mi padre y poder capturarte. Ahora, si permaneces quietecito, procederé a recuperar la célua que salvará a mi padre.
Inmóvil e indefenso vió como aquella maldita rubia, que tanto odiaba, se acercaba bisturí en mano y le aplicaba un incisión en el lado derecho de la sién y extraía un trozo de masa sanguinolenta que depositó en una bandeja. Recurriendo a las últiimas fuerzas que le quedaban, levantó el brazo derecho y ,con un movimiento que le pareció que duró dos vidas, cogió de la melena a la rubia y tiró hacia él poniendo su cara sobre la de ella cuando esta cayó sobre él en la silla.
-Te voy a matar zorra, te lo juro.
-¿Si?,¿cómo?.- y se rió.
-Así.
Y con la otra mano le arrebató le bisturí ante la sorpresa de ella y le rasgó el cuello. Su ojos azules se llenaron de asombro y se vaciaron de la felicidad que la embargaba momentos antes. Él no la soltó y ella se fue moviendo cada vez menos, siempre al ritmo que su palidez iba abriendo paso en su cara, hasta que cayó muerta.
-.....ooooolllviiiidddaaaadoooosssss....
La figura asalvajada de aquel hombre entro en aquel cuarto y miró a su hija sin conocerla. Se acercó a ella y lamió su sangre. Sonrió.
-.....ooooolllvviiiidaaaaddooooossss jjeeeeeerrrrrr.....
-Buen provecho.-Dijo Santos.
Y cuando aquél le miró el bisturí entro hasta lo más hondo de su ser arrebatándole la vida.
Mirando a la nada, lo último que vieron sus ojos ya muertos, fue el momento de su juventud en que había amado a aquella mujer,¿sería este su castigo por haberla querido?.

Fin.

martes, 22 de marzo de 2011

La isla de los olvidados.

II.

El alarido infrahumano consiguió despertarlo. No sabía donde estaba ni quién era. La densidad del ambiente, la humedad de aquel paraje y la escasa luminosidad le aturdían los escasos sentidos que tenía en marcha.
Tocándose la nuca se incorporó despacio y antes de que pudiera siquiera pestañear, alguien le asaltó por la espalda y la tapó la boca.
-No hagas ni un solo ruido.- La voz en susurro era de una mujer.- Solo escucha.
Su asombro pasó por encima de su miedo para mostrarle el vacío de sonidos de aquel lugar que, parecía ser una isla si no fuera por la ausencia de cualquier ruido. Ni el viento meciendo las hojas, ni el rumor del mar, ni los cantos de las aves o el gruñido de alguna fiera, solo sus respiraciones y el ritmo de sus pulsaciones. Y de pronto, el crujido de una pisada partiendo una rama.
-Sshhhh...-Insistió su apresora.
-....oooolllvviiiiidaaadooossss jeeeerrrrrrr......
Y un sonido que helaba la sangre.
Segundos después su raptora aflojó la presión de su mano y le dejó libre.
-No hay tiempo de explicaciones, solo te diré que esto es la isla de los olvidados y si quieres vivir más tiempo debes seguirme.
La mujer desapareció por un sendero y él, sin pensar en lo que hacía le siguió. Corrieron sin descanso durante largo rato y siempre ascendiendo, como si aquella cosa fuera persiguiéndolos. Al llegar a un claro ella desapareció.
Asustado y atónito dejó que su respiración se moderara para repasar la situación.
Y entonces le llegó el edor. Un olor rancio, repugnante, de carne putrefaca y de basurero juntos. Un fétido aroma que volcaba el estómago y hacía que sus jugos salieran en barrena y, el suyo no pudo soportarlo. Vomitó tanto que hasta cuando no tenía nada que echar parecía que su estómago le saldría por la boca.
-¡¿Qué diablos es este lugar?!.-Gritó.
- Entra y te lo explicaré.- Le asaltó la voz de la mujer desde detrás de un alto matorral.
Una vez dentro de la cueva esperó a que ella hablara.
-Estás aquí por que has cometido un delito y te han condenado. Esto es una cárcel, pero no como las que conoces. Aquí la condena es a muerte y ella te persigue, te acosa, te acorrala y te vuelve loco hasta que caes en sus garras. Ya estas sentenciado.
-¿A muerte?.
-Eso sería lo fácil. Solo mata cuando tiene hambre de verdad, mientras juega contigo.
-¿Qué especie de "cosa" es?.
-Nadie lo sabe hasta que ya es demasiado tarde.
-¿Y ese olor?.
-Son los cuerpos mutilados, despedazados y aniquilados de los siete que llegaron el mismo día que yo.
-¿Y tú por qué no...?.
-¿...estoy muerta?. Porque yo no estaba aquí, estaba arriba vigilando pero no se le puede detectar salvo por el alarido.
-¿Y qué se puede hacer?.
-Vivir como podamos hasta que la muerte nos llegué...
Aquel hiriente alarido los dejó petrificados pues había sonado en la puerta de la cueva. La extraña mujer se asomó para ver y, en décimas de segundo, volvió a meter la cabeza dentro.
-Ahora hay dos....-se perdió en sus pensamientos.
-¿Dos qué?.
-¡¡Dos criaturas!!, ahí fuera hay un huevo.
Sorprendido se asomó y en el centro de su gran vomitona aparecía lo que podría llamarse un huevo,"¿pero cómo..?", pensó cayendo en la cuenta en el mismo instante.
-La célula..
-¿Célula?, ¿qué célula?.-Preguntó la mujer.
- La que estaba estudiando. Soy científico y unos soldados encontraron la célula en una de sus incursiones en algún pais y la corporación me pidió que la estudiara. Cuando se dieron cuenta de qué era, me quitaron del medio y de paso se deshicieron del problema.
-¿Quieres decir...?.
-Sí. No creo que hubiese una guerra, pero si que hay más de estas islas y creo que los seres de ellas han evolucionado.
-¿Evolucionado?.
-Se han hecho inteligentes, se reproducen y, sorprendentemente, viajan.
De nuevo el alarido les sacó de sus pensamientos.
-Está hambriento,-Dijo la mujer-, lo sé. Tenemos que movernos o será el fin. Un consejo, corre siempre hacia arriba, por algo que no se explica, no corren bien en las alturas. Y cuando ya no puedas subir más, solo puedes esconderte y rezar que no llegué hasta tí. Nunca llegan hasta arriba. Ahora corre.
Y salió por la entrada de la cueva como alma que lleva el diablo, sin darle tiempo a responder y obligándole a correr por instinto. Y corrió. Siempre hacia arriba y sin reparar en los arañazos que los arbustos le hacían en las piernas. Corrió sin escuchar los alaridos de las dos criaturas y sin percartarse de que sus pasos eran seguidos de cerca. Sus aliento se hacía espeso, sus piernas comenzaban a dolerle por el esfuerzo máximo al que no estaban acostumbradas, su vida se estaba acabando y solo podía vivir la agonía de un final que no era de este mundo. Agonizante llegó al final del ascenso, su respiración le impedía escuchar y no oyó a la mujer gritar. No sabía que hacer, donde ir o mirar. Solo podía esperar y se hizo infernal los segundos hasta que el silencio lo envolvió todo de nuevo.
"Nunca llegan hasta arriba", había dicho ella."¡¡Ella!!". Haciendo el mínimo ruido la buscó entre matorrales, en las rendijas del acantilado y en los huecos del suelo sin encontrarla. Desesperado inició el descenso por donde había venido y, a medio camino, escuchó un siseo. Como un rumor de alguien comiendo mientras con una voz sibilina y espeluznante decía:
-...ooollviiiidaaadoooosssss jeeeeerrrrrr
Y se hizo la oscuridad.

domingo, 20 de marzo de 2011

La isla de los olvidados.

I.

El alarido se escuchó por toda la extensión de la isla, desgarrador y demasiado aterrador para haber sido humano, a la vez que la tensión crecía en el interior del refugio. Las miradas desencajadas se cruzaron para interrogar al vacio sobre aquello que había resquebrajado su anodina rutina diaria. El silencio se apoderó de la situación y el sonido del viento del acantilado fue la única respuesta.
La segunda vez aquel estridente sonido heló la sangre de todos por lo cerca que había sonado. El frío se hizo considerablemente insoportable y el color de sus rotros se volvió tan pálido que, en algunos casos, tenía tonos azulados. No hubo palabras. No hubo respiración. Solo miedo.
El sonido de una roca al rodar sobre sus cabezas y caer por delante de la entrada de la cueva los desquició. El arrastrar de unos pasos acechantes, el sentirse acechados como si fueran caza y la perspectiva de ser el desayuno de algún ser, los mató.
Comenzaron a chillar, aullando por la agonía de no saber que les iba a pasar. Llorando desgraciadamente ante la visión oscura de un futuro imposible que les había sido negado. Iban a morir sin poder impedirlo, sin saber quién o qué los iba a matar.
La entrada de la cueva se volvió negra y la oscuridad lo invadió todo. Gritos de pánico, gruñidos de satisfacción, la sangre que no se veía derramándose por doquier. El dolor infinito ahogado en histéricos sonidos que reflejaban la desesperación y la agonía del que se sabe muerto antes de morir. Y después el silencio.
Unos pasos arrastrados y, antes de que volviera la luz, unas palabras a la nada conquistada en un susurro afónico de satisfacción:
-jeeeeeeeeeeeeeeeerrrrrrrrrrrrrr, ....ooollviiiidaaadooossss,jeeeeeeeerrrrrrrrr...


Año 2111.

Mientras la rubia periodista le hacía aquella colección de preguntas supo, instantáneamente, que aquella jornada sería díficil para todos. Santos era un científico de la antigua escuela, de esos que hacían una investigación para cada duda que les surgía y muy mal orador. No le gustaba explicar cada cosa que descubría, lo odiaba.
Esa mañana se había visto obligado a detallar sus estudios ante todos aquellos medios que, si bien nada entendían de lo que él decía, solo cuestionaban la veracidad del resultado anteponiendo la costosa inversión que se había llevado a cabo para ello.
-¿Quiere decir eso que no ha descubierto nada?.-Inquirió la rubia.
-La verdad es que queda un tramo importante que recorrer antes de ver el resultado final y por la tanto...
-¡¡Y los meses de trabajo y el dinero invertido!!, ¿para que han servido?.- Preguntó otro periodista.
-Si me dejan se lo podré explicar. A partir de la célula encontrada en el lugar, hemos desarrollado un plan de crecimiento que necesita un tiempo para llegar a ser lo que originalmente fue, cosa que a día de hoy no sabemos pues la célula está en el primer ciclo de nuestro plan. Habrán de pasar al menos un par de semanas y no antes, repito no antes, de año nuevo tendremos resultados satisfactorios.
-¿Y la corporación que piensa de todo esto?.- Insistió la rubia.
-Pregúnteselo a ellos, yo solo cumplo con mi parte.
En este punto las voces exaltadas de docenas de periodistas queriendo preguntar obligaron a suspender la conferencia.
Santos salió con la mirada inmersa en los informes de su investigación y obvió a su compañero hasta que llegaron al laboratorio.
-Esa mujer te odia Santos.
-No tanto como yo a ella. ¿Qué tenemos?.
-Nada nuevo. La célula crece despacio aunque el proceso de ayer a hoy ha sido más rápido y ahora tiene el doble de tamaño que cuando la encontramos..
-Vamos a verla..
En ese momento la alarma saltó y los protocolos de emergencia se activaron solos. Los dos científicos corrieron por el pasillo y entraron en la cámara donde debería estar la célula pero en su lugar encontraron la urna rota y vacía, junto con los cuerpos de los compañeros que trabajan en ese momento en el sitio.
-Nos han robado la....
El grito de su compañero le sacó del trance y comprobó que este yacía tumbado bajo su cuerpo, sangrando alarmántemente por el cuello, mientras él blandía uno de los bisturis en la mano derecha.
-¿Pero qué...?.
En ese momento entró la seguridad privada de la corporación y, ante la rápida visión de lo sucedido, redujeron a Santos que forcejeó hasta que uno de los guardas le asestó un golpe que lo sumió en una semi inconsciencia.
Y justo antes de la oscuridad escuchó una voz, sin saber si era alucinación o alguno de sus apresores, diciendo:
- olvidados ....

jueves, 17 de marzo de 2011

A Lucy.

Una sola noche bastó par deshacer el nudo,
una sola mirada sobró para borrar la sombra,
una sola palabra dejó mi corazón enmudecido,
y creó un hueco vacío que me llenó de penumbra.

Una sonrisa que mi pulso aceleró descontroladamente,
una caricia que me robó el tacto de tu piel,
una vez me bastó para encontrar el camino demente,
que hizo que me enamorara de tus ojos de miel.

Solo pienso en el instante en que nuestros ojos se encontraron,
en aquella brizna de ilusión desprevenida de tu mirada,
en aquel momento de esperanza que tus manos se llevaron,
y en aquel adiós furtivo que acalló mi alma entregada.

No pierdo la esperanza de en mi camino encontrarte,
y demostrarte que aquel instante de amor entregado,
no fue encajonado en el baúl del cariño pasado,
por que un segundo de amor bastó para desear besarte.

La luna cuenta en susurros a las estrellas,
que tiene envidia del perfume que desprendes,
que anhela tener el brillo de tus ojos deslumbrantes
y que daría la vida por ser la mitad de bella.

Confiesa entre suspiros de eterna desazón,
que quisiera arrebatarte el sonido de tu sonrisa,
que desearía saborear las mieles de tu alegría,
para encontrar así el amor de su corazón.

Canta en canciones de ensueño enamorado,
que te robaría el aura de sencilla princesa,
para proclamar a los cuatro vientos que es la Diosa
y que jamás podrás eclipsar sus besos robados.

Y no sabe que las estrellas a escondidas de ella
callan las veces que se han entegado,
ocultando el amor que tú les has regalado,
por que solo nombrarte te hace más bella.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Te amaré hasta que te mate.

Caminábamos de la mano por la orilla vallada del estanque helado, escuchando el silencioso caer de los copos de nieve, observando como se amontonaban, uno encima del otro, hasta crear la manta perfecta que nuestros pasos estropeaban.
Paseábamos con los dedos entrelazados, sonriendo al gélido frío que empañaba nuestros alientos, riendo con los niños que jugaban con la nieve, admirando el muñeco de aquellos o la guerra de bolas de los otros.
Abrazados nuestros besos y flotando nuestros cuerpos, el silencio cayó como una losa, el tiempo se detuvo, los copos de nieve quedaron en suspenso y la vida fue muerte en menos tiempo del imaginado.
La miré a los ojos, me devolvió la mirada, y en ese instante supe que todo había terminado. No más paseos, no mas risas, no mas besos. El vacío vino a mi como la madre auxilia al hijo, abrazandome en todo su haber, hasta quedar sumido en la más absoluta incredulidad, derrotado antes de empezar la batalla, mi cuerpo se derrumbó.
La unidad de primeros auxilios dictaminó muerte por infarto, el forense lo corroboró, y todos quedaron conformes. No más preguntas, no más dudas, no más porques.
Dos días después acudieron al lugar de mi fallecimiento dos docenas de palomas, cada una con una rosa en el pico. El espectáculo fue asombroso, no hubo periódico o telediario que no se hiciese eco de la noticia y, más o menos, esto es lo que dijeron.
"A la orilla vallada del estanque helado, ante la pasmada mirada del público existente, dos docenas de palomas blancas dibujaron el nombre de una mujer, con rosas blancas que traían en el pico. La mujer resultó ser la novia de un muchacho fallecido dos días antes, supuestamente de infarto, aunque la policía duda de esa hipótesis pues en la casa de esta mujer se han encontrado veinticuatro docenas de rosas blancas. Seguiremos informando segun avancen las investigaciones."
Caminábamos de la mano por la orilla vallada del estanque helado, con los dedos entrelazados y, abrazados nuestros besos y flotando nuestros cuerpos, le dije:
-Te querre siempre.
Y ella contestó:
-Te amaré hasta que te mate.-Y en lo más hondo de mi corazón sentí la punzada.
El rabo de la rosa blanca, impregando del veneno de aquella mujer, se clavó en mi pecho y no tuve tiempo más que de morirme.
Quien sabe, yo vagaré por los siglos buscando mi venganza y ella paseará su veneno incluso en mis recuerdos.

domingo, 13 de marzo de 2011

Niebla de la mañana.

-Abuelo cuéntame la historia del bosque de las elfas.
-Otra vez hijo, si ya te lo he contado cientos de veces.
-Por favor abuelo, me gusta esa historia.
-Bueno, pues te la cuento otra vez.

"En el lindero de un bosque, más allá del mundo conocido, vivía una elfa especial.
No era hija del rey, ni tenía poderes mágicos,pero ella era diferente.
Todas las mañanas, cuando los primeros rayos de sol iluminaban las gotas de rocio sobre las flores recién abiertas, paseaba por el borde del bosque. Canturreaba una canción alegre de amores pasados y dejaba impregnada su esencia en los olores del amanecer.
Aquella elfa siempre estaba sola, pero eso no le impedía ser feliz. Las demás mujeres elfas sentían pena por ella, pues nunca se le conoció amor, y nunca nadie la amó.
Una mañana, cuando el rocio estaba reciénte y la luz del sol apenas se notaba, la elfa llegó al final del bosque y quiso ir más allá pero, antes de dar un paso hacia el otro lado, una voz la asaltó.
-¿A donde vas mujer elfa?.
-A ver el mundo más allá de este bosque.
-¿Qué deseas encontrar?
-Nada especial y todo a la vez.
-Debes elegir mujer, la indecisión es ambigua y puede tener consecuencias.¿Lo sabes verdad?.
-Conozco las leyes del bosque y nunca las inflingiré.
-Tengo tu palabra, mujer.
Y la elfa cruzó las puertas de su mundo para entrar en el nuestro, pues salir de aquel bosque implicaba dejar su mundo.
Caminó en busca de la felicidad y la dicha, pero solo encontró tristeza y amargura a su paso. Aquel mundo era lo contrario al suyo, sucio, mal oliente, desnutrido y desertizado, sus lágrimas nada pudieron con el desgarro de su corazón y la desdicha llegó a su alma. La elfa se marchitó y, a los albores de su pena, llegó el aliento esperanzado de un viejo hechizo.
Vino al rescate de aquella moribunda mujer un elfo que la devolvió al mundo al que pertenecía, pero la elfa no recuperó su alegría particular y jamás lo hizo.
Una noche la voz que la previno de las consecuencias, regresó a ella para aliviar su dolor.
-¿Qué puedo hacer por ti mujer elfa?.
-No creo que se pueda hacer nada.
-Tú solo pide y te será concedido.
-Desearía abrazar el mundo cada mañana, para poder protegerlo del lento y corrosivo proceso de destrucción, para alimentarlo cada amanecer y dejarlo listo para un nuevo día.
Desearía ser reflejo del agua en el cielo, manto de seda en el aire y espesura para quien no quiera ver. Desearia hacer honor a mi nombre y cumplir con los debéres de mi voluntad.
-¿Sabes lo que implica eso,mujer?.
-Si, lo sé y lo asumo.
-Pues sea como tú deseas.
Y la mujer dejó de existir en aquella noche y, desde entonces, todas las mañanas, un poco antes de salir el sol, el bosque de las elfas se tiñe de azul, con una niebla densa y un silencio roto por el canto de los pájaros...."
-¿Y la mujer elfa?, abuelo.
-Dicen, que si escuchas atentamente, el canto que se oye no es de los pájaros, si no de la mujer elfa que ha recuperado la felicidad.
-Quería saber su nombre abuelo, jejeje.
-Aaahh, su nombre. Aquella mujer elfa se llamaba Niebla de la mañana.

viernes, 11 de marzo de 2011

A Divinis.

Capítulo XXVII "La batalla III".

La primera pasada del caballero junto a mi apenas me moví, él ni siquiera intentó alcanzarme y yo ni si quiera pestañee.
Cuando se colocó en su posición original, el caballero me hizo una señal con el escudo, como si quisiera que reaccionase a un estado de trance. Volvió a elevar su lanza y rehabilitó la carrera de su caballo en dirección a lo más hondo de mi.
Cuando le quedaban dos metros para llegar hasta donde yo estaba, levanté mi lanza sin mover el caballo y sin cubrirme con el escudo. El caballero ni se inmutó y siguió con la carrera.
Diez segundos después el caballero colgaba atravesado en la punta de mi lanza, yo ni me había movido y el caballo ni se había asustado. Fue todo muy rápido, sagaz y sangriento. El diablo parecía aturdido.
-Asombroso, pero la chica esta apunto de quemarse y todavía no has vencido.
Cabalgué hacia la hoguera y cuando llegué a su altura algo golpeo al caballo y caímos al suelo. Al levantarme del suelo saqué mi espada instintivamente, y miré hacia las escaleras que llevaban hasta la chica.
Un soldado de la oscuridad que medía al menos dos metros, se cruzó en mi camino. Me golpeo en el pecho y me lanzó tres metros hacia atrás, caí de espaldas y quedé aturdido. Cuando me incorporé de nuevo, el soldado estaba esperándome junto a las escaleras. Empuñé la espada como el guerrero musculoso de Conan, las espadas comenzaron a chocar la una contra la otra, las chispas salían despedidas en todas direcciones, el suelo temblaba a cada choque de metales, hasta que me desarmó el enorme soldado.
Asombrado corrí a por la espada, que se había clavado en el suelo, y que estaba a unos diez metros de nuestra posición. Cuando la desclavé me dejé caer al suelo, de espaldas, y levanté la punta y el soldado se la clavó en el corazón por la inercia.
-Fantástico, pero la chica esta envuelta en llamas. Ya no podrás sacarla.
-Eso no lo verán tus ojos.-Le dije subiendo al podio.
Atravesé las llamas cubierto con mi armadura y con la espada corté las cuerdas que ataban a la chica. Salimos al descampado atravesando el fuego y, al llegar al otro lado, estábamos de regreso en la sala de la casa del demonio.
-Dos a cero.-Le dije.
El agua seguía entrando por los ventanales abiertos, el viento arremolinaba las demasiado adornadas cortinas, y el genio del diablo salía flote.
Un rayo entró por la ventana y fue a parar a la cama, que se incendió al instante.
-Sois inmundas cucarachas, os aplastaré como a gusanos.
-No te equivoques, la única cucaracha de este infernal sitio eres tú.-Contestó mi compañero.
-¡¡¡Malditos!!!.
Elevo su infernal cuerpo hasta lo más alto de la sala y descargó sobre nosotros una lluvia de rayos, instintivamente alzamos los medallones los cuales repelieron el ataque en forma de espejo, y los rayos le dieron de lleno al monstruo.
La cara asombrada del ser se difuminó detrás de una cortina de llamas mientras se derretía como mantequilla, lo único que pudo hacer el ser fue decir:
-No saldréis vivos del castillo oscuro.
Y en ese momento apareció la dama de los destellos y le dijo al ser que tenía que regresar al mundo de los infiernos, de donde nunca debió salir.
Y los dos se esfumaron envueltos en fuego y nosotros corrimos hacia la salida, cuando abrimos la puerta no había nadie, ni soldados ni secuaces del diablo. Solo había fuego.
-Hay que correr hacia la salida, vayamos por donde hemos venido.-Dije.
Y todos corrimos hacia la puerta de entrada, el puente estaba bajado y las llamas nos rodeaban por todas partes. Saltamos con valor y caímos en el parque de las tetas.


Cuando despertamos en el parque no sabíamos que había pasado, vimos el edificio en llamas y a toda la gente corriendo despavorida, nos miramos alas caras y nos reconocimos al instante, comenzamos a recordar lo sucedido poco a poco.
Y, cuando regresamos a la vida natural, estábamos en la celda.
Los tres policías estaban paralizados por el relato del chico, el cual parecía exhausto.
-Parece mentira que eso haya sucedido de verdad.-Dijo la doctora Ponça.-Cuando diga ya despertarás. Ya.
El chico abrió los ojos muy despacio, como atontado. Marcus le levantó de la silla y se lo llevó a la celda. Cuando el policía se marchó, Alberto le dijo:
-¿Ya esta terminado?.
-Sí, ahora solo falta esperar.-Contesté.




Al día siguiente el edificio en llamas del parque se había volatilizado, los habitantes del pueblo ni siquiera sabían que había aparecido y los policías estaban confundidos.
Había cuatro chicos encerrados en una celda y no había constancia de que hubieran echo nada, los papeles se habían evaporado y los recuerdos de las personas se habían borrado.
Los chicos fueron puestos en libertad sin acusaciones y con las disculpas de los agentes. La doctora Ponça tenía la certeza de que solo había ido a una convención de Psiquiatría en la zona, y la doctora Perón se había detenido en el pueblo a pasar la noche camino de la ciudad, donde tenía un caso urgente.
-Adiós detective Marcus. Por cierto,-le preguntó uno de los chicos-,me preguntó por el significado de mis iniciales. ¿Se acuerda?.
-Pues creo que si.-Contestó el policía.
-A.D., dos palabras en latín A Divinis. Que con la traducción es el nombre de mi abuelo. Cosas divinas.
-¿A qué se deben esos nombres extravagantes?.-Preguntó Marcus.
-Como dijo un amigo mío, "Ab aeterno, ab ovo...", que significa:" desde mucho tiempo atrás, desde un momento muy remoto."
-No lo he entendido.
- Son cosas de la tradición familiar, no lo entendería. Además es una historia muy larga. Hasta luego.

Y la vida prosiguió en Porto Bahía.

FIN.