domingo, 24 de abril de 2011

Cuerpo de mujer.

Su cuerpo aún tiembla con los ecos producidos por las sensaciónes recién vivídas. Ahora no importa donde le conoció, ni donde le robó la razón, solo importa que su piel se estremece y su corazón se acelera con solo recordar sus caricias.
Se levanta de la cama sin despertarle y camina hacia el baño. Se mira en el espejo y contempla a una mujer satisfecha y llena. Las secuelas se dejarán notar varios días, tendrá que evitar los roces. Sonrie y,despacio, se sienta en el inodoro. Se contrae su cara al orinar por el escozor, pero a ella no le importa. Ha sido el mejor polvo de su vida.
Sale del baño desnuda, le contempla en la cama y se tiene envidia a si misma. Camina por el pasillo observando fotos de parientes del chico, se pregunta si todos ellos habrían sido tan "enormes" y se rie tapándose la boca.
Llega a la cocina y se sienta en una silla blanca, se contrae una mueca de dolor al hacerlo, y contempla el panorama. Todo en su sitio, todo ordenado y limpio,nada fuera de lugar y cada cosa en su sitio. Le da reparo ensuciarle un vaso para beber agua y lo hace directa del grifo. Sale de la cocina y siente algo.
Al ir a la cocina, le da la extraña sensación de que los retratos estaban en la pared de la izquierda y, ahora al salir, estan en la pared de la derecha. Hay una alfombra que no recuerda haber pisado antes y una luz diferente en la casa.
Llega a la habitación, donde él sigue durmiendo desnudo en la cama, y observa más retratos en la mesita. No recuerda haberlos vistos al llegar y se empieza a asustar. Busca su ropa y no la encuentra, busca la de él y tampoco esta.
¿Qué esta pasando?.
El dolor de su puvis se intensifica, le hace doblarse y caer al suelo, lo que en un principio era un dolor por la potencia de su amante, se transforma en insoportable desgarro. Le llama pero no le escucha, intenta luchar por ponerse en pie y, agarrándose a las sábanas, consigue subir a la cama. Tira del hombro de su amante y al girarse este, contempla el vacio en sus ojos y el desgarro en su cuello.
Escucha risas en el pasillo, dos,tres o cuatro personas, quizá cinco, y todos hombres. Las sombras entran en la habitación y la maniatan de pies y manos. No puede luchar, el dolor de su puvis le hace llorar, no puede pedir auxilio pues no tiene fuerzas y se maldice por su voraz apetito sexual, el mismo que le ha llevado a esa situación.
Se enciende un candelabro con diez velas y los rostros que contempla junto a su cuerpo, son los mismos que había en las fotos. El sudor le perla piel, las risas nerviosas de esos "hombres" intensifican su dolor y nerviosismo, no hacen nada, solo la miran.
Un grito del dolor más espantoso que haya tenido , sale de lo mas hondo de su ser, llenando la habitación de su aliento y sufrimiento. Los hombres callan y se apartan de ella, no porque esten asustados, sino por que una sexta sombra se acerca a la cama.Recorre su cuerpo con dos manos heladas y calma el dolor de su puvis.

-Enhorabuena señorita, ha sido niño.
-¿Un niño?-Dice con lágrimas en los ojos.
-Un precioso niño de casi cuatro kilos de peso.
-¿Puedo tenerlo en brazos?.
-De momento se lo pondré en el pecho, está usted muy débil para soportar ningun tipo de peso.
-¿Débil?.
-El niño nació hace dos días y a usted se le complicó el parto. Hubo que sedarla y operarla de urgencia, casi se desangra al nacer el niño, pues se quedó vacia.
-¿Vacía?.
-Hemos tenido que estirparle el útero.

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