jueves, 17 de febrero de 2011

A Divinis.

Capítulo XVII "Mensajes".

El agente Ramírez paseaba, a lo largo del cuartelillo, con la mirada puesta en los adormecidos inquilinos y el oído clavado en la puerta de las celdas.
Después de la llamada del detective Marcus y de comunicar al jefe que él y la doctora estaban en la caverna, decidió echar un vistazo a los chicos.
No se oía ni el vuelo sibilante de una mosca, no se olía ni el olor a vino de los dos borrachos, no se notaban vibraciones nerviosas en ninguno de los adolescentes, ni siquiera se podía escuchar su propia respiración.
El tiempo se detuvo, los sudores más fríos le recorrieron todo el cuerpo, el cuerpo se le quedó paralizado cuando algo, o alguien, le rozó la mano. Quiso quitarse el miedo diciéndose que había sido el viento, pero eso no le tranquilizaba. Los pies se le clavaron al suelo, las palpitaciones se multiplicaron por mil cuando vió salir del cuerpo de uno de los muchachos una sombra tremendamente oscura.
Los brazos parecían pegados a las caderas, la mirada parecía soldada al rostro de la sombra, las palabras fluyeron de su negra boca sin mover un solo músculo, el sonido de sus palabras resonaba en los oídos del asustado policía como tracas de verbena.
-Lo único que debéis saber es que no debéis saber nada.
Y le intentó agarrar por los hombros, pero el pánico le sacó del trance, Corrió hacia la puerta sintiendo el aliento de la sombra en su coronilla, pudo ver su rostro oscuro a pesar de estar a su espalda, agarró el pomo y, cuando abrió la puerta, allí estaba la sombra. El gigantesco grito le sacó del trance.
Se despertó con la cabeza apoyada en los brazos, que estaban tendidos sobre la mesa, y sintiéndose observado por los asombrados ojos de la media docena de personas que había en la sala.
-Creo que he tenido una pesadilla.
Entre bostezos y sonrisas, se abrió la puerta de la comisaría y por ella apareció el jefe y el agente Mourinho.
-Buenos días señor, sin novedad.
-Buenos días agente, podía comunicarme con Marcus.
-Podríamos intentarlo, pero como hayan entrado en la cueva ya, será difícil.
Después de intentarlo cuatro veces obteniendo el mismo resultado en todas ellas, la radio emitió un repelente chillido.
-"...cus, ¿deseaba alg.."-
-Marcus, soy el jefe, tenemos un informe acerca del edificio, ven en cuanto puedas.
-"..erdo, sali...ra allá, med...ra..CLICK-Y se cortó la comunicación.
Las horas transcurrieron lentamente, avanzando hacia un nuevo día. Los rayos del sol penetraban por las ventanas de la estancia e iluminaban las caras cansadas de los presentes, incluso los segundos avanzaban un poco más deprisa ahora.
La voz de la mujer del detective rompió el silencio y sorprendió a todos con su pregunta:
-¿ Qué les pasará a los muchachos si no responden a sus preguntas?.
-De momento se quedarán bajo custodia, si declaran que son inocentes volverán a sus hogares, pero, si por el contrario, persisten en no decir nada se les puede acusar de incendio con premeditación y obstrucción a la investigación.
Todas las miradas se clavaron en el jefe de policía, todos los pensamientos navegaron en dirección a la cabeza del hombrecillo calvo que había hablado, todos desearon que no fuera verdad lo que había dicho, que estuviera tomando decisiones precipitadas.
Habían pasado dos horas y media desde la comunicación con el detective y la doctora, cuando los dos aparecieron por la puerta visiblemente cansados.






Las miradas giraron al unísono en dirección al marco de entrada, los dos personajes se quedaron quietos mientras observaban las curiosas miradas que les acechaban.
-Traen algo que sirva para la investigación.-Interrogó el jefe.
-Hemos encontrado cosas interesantes. No sabemos lo que les ha pasado allí arriba, pero hemos encontrado restos de fuego, pinturas, a las que hemos hecho fotos, escrituras extrañas, el más extraño simbolizaba dos medallones enfrentados a una criatura, mientras el acontecimiento era presidido por un a extraña dama. Sabemos que los chicos entraron por separado, por los otros caminos no ocurrió nada ya que los agentes que envié solo vieron las pisadas, pero por el camino que recorrimos nosotros ocurrió algo muy fuerte.
-Excelente, hemos traído un informe antiguo archivado hace años que le puede interesar.-Declaró el jefe.
-De acuerdo, pero antes quiero asearme.
Las sensaciones volvieron a aumentar el ritmo cardiaco, el nerviosismo volvió a florecer en todo su esplendor, los temblores volvieron a resurgir como el ave fénix.
El detective salió del baño con la cara marcada por el jabón y el agua recibidos, el escritorio estaba inundado de papeles, la mesa de estudio parecía la tabla de investigación de algún científico loco, parecía cualquier cosa menos un a mesa.
Leyó el documento.
-" En Jueves a dos de marzo de mil novecientos cincuenta y nueve.
Respecto al caso de incendio acaecido hace treinta años, en el verano de mil novecientos veintinueve, por J.C.Pinto.
Hace treinta años sucedió un acontecimiento que colapso la información del único periódico local, el incendio de una de las hectáreas del sendero del toro, y la aparición de un enigmático edificio. No se encontraron a los culpables, no se pudo saber cual había sido la causa del incendio, ni tampoco se pudo saber que, o quien, había elevado ese edificio, el cual no se había quemado en el fuego. Los feligreses de la iglesia aseguraban que había sido causa del enfurecimiento del señor, los contra evangelistas aseguraban que era obra de lucifer, pero nadie a ciencia cierta sabe que ocurrió. Cuatro días más tarde el edificio desapareció bajo la tormenta más grande del siglo, y nunca más se ha sabido de él. Los viejos del lugar aseguran que en la caverna del cuerno ocurrían acontecimientos raros, los cazadores dejaron de subir a la caverna a quemar sus polvorines por miedo a los "fantasmas", la fuente de las siete bocas se convirtió desde entonces en centro de rezos para espantar a los espíritus. Pero nadie, nunca, los vió. El señor Conçeicao aseguro a este periódico que, estando de borrachera aquella noche, pudo ver la sombra de cuatro o cinco personas deambular por la zona del incendio, no le tomaron en serio. Las personas del pueblo se han ido olvidando del asunto, pero hace treinta años que ocurrió y, hoy en día, sigue sin aclararse. En la zona quemada se levanta hoy el parque de las tetas y el solar acondicionado para el circo. ¿Podrá alguien aclarar esta leyenda de Porto Bahia?, ¿podrá alguien sacarnos de dudas acerca del edificio?. Solo sé que han pasado treinta años y no sabemos nada más que eso, el tiempo transcurrido."
-O sea, ocurrió lo mismo hace ochenta años y no lo aclararon, madre mía.
-Pero ahora, por ejemplo, el edificio ha ardido.-Subrayo la doctora.
-Efectivamente. Parece que esta vez han avanzado más.-Dijo el jefe.
-¿Qué han avanzado más?.-Preguntó el detective.
- Solo era una suposición.
La situación se complicaba por momentos, esto parecía un juego de espíritus mal avenidos a este mundo. Las piezas del puzzle estaban sobre la mesa, los jugadores descansaban en las celdas, los espectadores observaban con paciencia la conclusión de la partida, la victoria no podía ser buena para ninguno de los contrincantes, las consecuencias podían no ser reales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario