jueves, 27 de enero de 2011

Piratas del futuro.

Las voces de cientos de hombres cantando, me trajeron de regreso al mundo de los vivos. No sabía el tiempo que llevaba dormido y tampoco recordaba el antes de caer en la inconsciencia. Solo sabía que en el piso de ariba de aquella casa de madera, que extrañamente se mecía, había una fiesta.
Los cánticos se sucedían sin parar y la alegría se escurría por las rendijas de los maderos, como el alcohol derramado por el suelo. La música, de flautines y acordeones, era acompañada de un violín no muy bien tocado y de pasos estruendosos de baile. La algarabia y la juerga estaban servidas.
Y yo, amordazado en un camastro lleno de pulgas, solo podía escuchar y disfrutar de aquello que no podían mis ojos ver. Intenté recordar como había llegado hasta ese punto y mi cabeza se negaba a descubrir el inicio de esa situacón.
Mientras una cación, sobre una mujer que disfrutaba de los placeres con un monton de hombres diferentes, tronaba en la parte superior de aquella casa de madera,mi cabeza se dispuso a realizar las pesquisas necesarias para saber que estaba pasando.
Mi nombre no acudió a mi enseguida, se hizo el remolón y jugó al despiste, pero no tuvo más remedio que regrersar a mi mente para abrir la puerta de aquel calabozo donde estaban mis recuerdos. Alfonso era mi nombre y la luz, que fue poco a poco resurgiendo, eran mis atenazados conocimientos.

En el año 2335 los avances tecnológicos superan con creces el conocimiento humano. La inteligencia artificial contribuye a la investigación aportando ideas y preguntas que nadie se habría echo, buscando soluciones a ellas y encontrando respuestas a fuerza de investigar. Codo con codo, científicos humanos y cibercientíficos, realizan descubrimientos a una velocidad deslumbrante. No hay enfermedad que no tenga cura y cada ser que cohabita en el planeta, disfruta de algun tipo de ventaja para su felicidad.
Todo tiene solución si se hace la pregunta correcta, todo.
Desde pequeño tuve predilección por las historias de piratas, siempre que podía veía una película o leía un libro, admirando la facilidad con que viajaban por el mar, guiados por cartas hechas a partir de las estrellas y buscando mundos reconditos donde ocultar o descubrir un tesoro.
Un día le dije a mi amigo Ramón, que en realidad es un cibercientífico de nombre Raw-on,que tenía una curiosidad por visitar un barco pirata, y este me dijo:
-Si quieres podemos hacerlo. He leido en algún sitio que se puede crear una venta espacio-tiempo solo para mirar, no es ilegal y solo has de estar el tiempo necesario para que no seas culpable del cambio de la historia.-Respondió muy animado.
-¿Seguro que no es ilegal?.-pregunté.
-Según mis datos, todavía no es delito mirar atrás en el tiempo, pero solo mirar.
-Pues adelante, hagámoslo.

Las carcajadas en el piso de arriba han cesado y la música ha enmudecido,pero no hay silencio. Los gritos corren por delante de aquellos que los profieren y sus pasos son carreras apresuradas en pos de un puesto asignado. Las órdenes se suceden y los improperios se acumulan, todo parece indicar que estamos a punto de entrar en combate.
El barco, que era la casa que se mecía,se ha detenido. Golpes, prisas, insultos y, sin previo aviso, un estruendo lejano que hace cayar a todos.
-¡AL SUELO!.- Se escucha-
Un estallido de tablones reventados y una conmoción de gente chillando, resurge del silencio posterior al impacto de la bala de un cañon. El combate está servido y yo amordazado.
Carreras en el piso de arriba, disparos ensordecedores de una batida de cañonazos en respuesta al recibido,gritos de venganza y una orden clara como el agua. En ese momento me quedé solo.
-¡AL ABORDAJE!

Lo habíamos estudiado hasta el último detalle, solo me asomaría el tiempo necesario para comprobar la vida en un barco pirata, sin intervenir ni ser visto. Pero ni Ramón ni yo habíamos imaginado que el poder de una ventana espacio-temporal es muy superior, que esos experimentos no se pueden hacer al abrigo de un laboratorio casero en el sótano de una casa y, cuando me asomé para mirar, fuí absorvido. Lo último que escuché de la boca de Ramón fue:
-¡Disfruta de tus vacaciones!,pues ya no volverás, jajajaja.
Había sido engañado por un ser creado por el hombre,me había dejado engatusar por mi "amigo", para vivir una experiencia, supuestamente no ilegal, y él lo había aprovechado para deshacerse de mí. Y el golpe al caer al suelo, me dejó inconsciente.

El silencio no era del todo total, pues por la puerta se dejaba escuchar un murmullo de pelea lejana. Los disparos de cañon habían sido sustituidos por los de pistola y lucha de espadas.La batalla se prolongaba más de la cuenta y yo no tenía posibilidad de escapar. Hasta que se hizo el silencio.
Rompiendo el vacio dejado por el fragor de la lucha, cientos de voces gritaron victoria al unísono,los pasos que se escucharon a continuación eran de cansada satisfacción y de búsqueda del botín ansiado, pero esta vez el barco del tesoro era aquel que era mi prisión.
La puerta de mi improvisada celda se abrió de golpe y, detrás de unas salpicadas botas de sangre, entró un capitán del ejército español .
-¡Un prisionero!, desatadle.
Y raudos aparecieron dos soldados que me desataron y me quitaron la mordaza.
-¿Quién eres y por qué te tienen preso estos piratas?.- Dijo aquel altivo capitán.
-Ma llamo Alfonso y no sabría explicarle porque estoy preso. Solo sé que este no es mi sitio.
-Pues si no lo sabe usted, ellos tampoco pueden explicarlo, pues han muerto en la lucha. Llevadlo al barco y darle de comer.Permanecerá arrestado hasta que la reina de España decida que hacer con usted.

Año 2335 en casa del científico Alfonso Martinez, las autoridades irrumpen en la vivienda en busca del cibercientífico Raw-on, acusado de abrir una ventan espacio-tiempo para deshacerse del doctor y es arrestado. Conducido a presencia del juez es condenado a la desconexión y desintegración de todos y cada uno de sus componentes mécanicos y electrónicos. Raw-on deja de existir antes de saborear su triunfo y sin saber quien le delató.

Año 1500, bajo el reino de Isabel La católica, el ejército español luchaba por mantener libres de piratas las rutas comerciales con las américas. Al regreso de una de esas batallas, el gran capitan Gonzalo Fernández de Córdoba, le entregó un prisionero a la reina.
Antes de ser quemado por hereje y blasfemo, escribió unas notas de perdón, las cuales fueron guardadas en el cofre de la reina por orden de esta y quedaron ocultas a los ojos del mundo y de la historia para siempre.
Para siempre no.
En el laboratorio oficial del doctor Alfonso, se descubre una nota en un transfondo de un cofre que perteneció a Isabel La Católica. Desdoblado con cuidado y estudiado por los científicos allí presentes, el asombro fue generalizado cuando comprobaron que era la letra de su jefe.

"Nunca llegaran estas palabras a aquellas personas capaces de realizar su deber con justicia.
Hace unas horas estudiaba un cofre de la reina Isabel y ahora escribo unas notas que guardaré en él. Solo quiero que lleguen a tiempo para detener a mi cibercientífico Raw-on, que quiere deshacerse de mi mandándome a otra era, escudándose en mi sueño infantil y valiéndose de engaños. Solo pido que hagan con el lo más parecido a lo que esta gente me hará a mi.
La pira está preparada, en unos momentos vendrán a buscarme, el fuego será mi despedida y espero que el fuego sea mi venganza.

Alfonso Martinez año 1500."

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