jueves, 17 de marzo de 2011

A Lucy.

Una sola noche bastó par deshacer el nudo,
una sola mirada sobró para borrar la sombra,
una sola palabra dejó mi corazón enmudecido,
y creó un hueco vacío que me llenó de penumbra.

Una sonrisa que mi pulso aceleró descontroladamente,
una caricia que me robó el tacto de tu piel,
una vez me bastó para encontrar el camino demente,
que hizo que me enamorara de tus ojos de miel.

Solo pienso en el instante en que nuestros ojos se encontraron,
en aquella brizna de ilusión desprevenida de tu mirada,
en aquel momento de esperanza que tus manos se llevaron,
y en aquel adiós furtivo que acalló mi alma entregada.

No pierdo la esperanza de en mi camino encontrarte,
y demostrarte que aquel instante de amor entregado,
no fue encajonado en el baúl del cariño pasado,
por que un segundo de amor bastó para desear besarte.

La luna cuenta en susurros a las estrellas,
que tiene envidia del perfume que desprendes,
que anhela tener el brillo de tus ojos deslumbrantes
y que daría la vida por ser la mitad de bella.

Confiesa entre suspiros de eterna desazón,
que quisiera arrebatarte el sonido de tu sonrisa,
que desearía saborear las mieles de tu alegría,
para encontrar así el amor de su corazón.

Canta en canciones de ensueño enamorado,
que te robaría el aura de sencilla princesa,
para proclamar a los cuatro vientos que es la Diosa
y que jamás podrás eclipsar sus besos robados.

Y no sabe que las estrellas a escondidas de ella
callan las veces que se han entegado,
ocultando el amor que tú les has regalado,
por que solo nombrarte te hace más bella.

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